El Parlamento Europeo acaba de apoyar por 500 votos contra 137 el proyecto de Constitución que será votado en referéndum en España antes de un mes.
El texto simplifica el conjunto de tratados internacionales que rigen Europa actualmente. El debate en el Parlamento Europeo intenta acercar a la ciudadanía a lo que está en juego. Desgraciadamente, con demasiada frecuencia se mezcla las cuestiones nacionales y los asuntos europeos. Muchos ciudadanos se quejan de que les hablamos poco de Europa y con razón.
El debate en la Eurocámara de esta semana ha sido una buena oportunidad para prestar mayor atención a los asuntos europeos.
El inglés Richard Corbett, que comparte la ponencia constitucional con el español Iñigo Méndez de Vigo, expuso con claridad las razones del sí. Algunos afirman que la Constitución no es suficientemente social. "Mejor esta Constitución que los antiguos tratados que aún son la base jurídica de Europa". A los que consideran que la Constitución crea un superestado, el laborista les responde con una petición: "si están en contra de una legislación común en áreas como el medioambiente o el mercado común, sean sinceros, digan que se oponen al hecho de legislar en común. Sean sinceros, hagan campaña por lo que creen, que es la salida de la Unión Europea."
La Constitución hace más democrática la Unión. Y no solamente porque el Parlamento gane mayores poderes, con lo cual difícilmente podría la institución estar en desacuerdo, sino porque aumentan los controles de los parlamentos europeos respecto a la legislación comunitaria. Basta con comparar la Unión Europea con cualquier otro organismo internacional (el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, la ONU, etc). Ninguna organización de las anteriores es tan democrática como la Unión y buen ejemplo de ello es que para modificar sus reglas se requiera la unanimidad. Por eso tampoco es creíble que sea la Unión un superestado cuando necesita la aprobación de todos sus miembros para darse una nueva Constitución, que debe ser "sentida" según el término enfatizado por Carlos Carnero.
La Constitución, según el informe del Parlamento Europeo, supone una "gran mejora". Es un gran paso respecto a los tratados en vigor y respecto al actual orden constitucional.
La Constitución, por otro lado, es un pacto. No es un pacto utópico, de no ser así, cualquiera de nosotros lo habría hecho de otra forma; es pragmático. Finalmente nos hemos puesto de acuerdo populares, liberales, verdes y socialistas frente a la cerrazón de ultraconservadores y nostálgicos del comunismo soviético, que hicieron el rídiculo en el pleno con sus pancartas simultáneas.
Como afirma Enrique Barón en su reciente libro "Europa, pasión y razón" prologado por Zapatero y Delors, e ilustrado por Sofía Gandarias, la Constitución es mejorable, pero "debemos defenderla como expresión de la voluntad que cambió la historia de nuestro continente y como precursora respuesta política supranacional en un mundo globalizado".
sábado, 29 de enero de 2005
jueves, 13 de enero de 2005
¡Suerte, Luxemburgo!
El presidente luxemburgués, Señor Juncker, compareció ayer ante el pleno del Parlamento Europeo. Comienza así una andadura de seis meses a la cabeza de la Unión Europea. Se palpa en esta ocasión una especial esperanza para España y, en especial, para Asturias. Se aspira llegar a una buena solución para las perspectivas financieras 2007-2013. Las instituciones europeas, con la presidencia luxemburguesa, disfrutan de una gran oportunidad antes de que un país más euroescéptico, como el Reino Unido, tome las riendas de la Unión en el siguiente semestre. Si los países del sur, España incluida, nos jugamos mucho en el empeño, aún más Asturias, con riesgo de marginación por el llamado efecto estadístico .
El efecto estadístico , sobre el que tanto y tan bien han reflexionado los firmantes de la declaración de Oviedo , consiste en un aumento irreal del PIB per cápita de algunas regiones de la UE como consecuencia de la entrada de otras menos desarrolladas de los diez nuevos Estados miembros y no como resultado de un crecimiento económico verdadero. En total, 17 regiones de España, Portugal, Reino Unido, Italia, Alemania, Austria, Grecia, Bélgica y Finlandia están afectadas.
Cuando Bush visite Bruselas el próximo mes su homólogo será el presidente del Gran Ducado. Como declara el prestigioso Economist , es como si los EEUU obligaran a todos los líderes extranjeros a tratar durante seis meses con el alcalde de Fresno, California. Los líderes mundiales encuentran desconcertante el tener reuniones con presidentes europeos de países diminutos. Durante otra presidencia luxemburguesa Clinton estaba molesto porque los dos dirigentes más importantes que visitó venían de Luxemburgo: el presidente de turno y el presidente de la Comisión, por aquel entonces el también luxemburgués Jacques Santer.
Sin embargo, desde la perspectiva astur, no deja de ser importante que sea Luxemburgo el responsable de encontrar una solución financiera y de equilibrio que de otra manera provocaría una gran injusticia. Como señaló en su intervención ante el pleno mi compañera Bárbara Duhrkop no podemos dejar depender el proyecto europeo exclusivamente de los contables miopes.
El efecto estadístico , sobre el que tanto y tan bien han reflexionado los firmantes de la declaración de Oviedo , consiste en un aumento irreal del PIB per cápita de algunas regiones de la UE como consecuencia de la entrada de otras menos desarrolladas de los diez nuevos Estados miembros y no como resultado de un crecimiento económico verdadero. En total, 17 regiones de España, Portugal, Reino Unido, Italia, Alemania, Austria, Grecia, Bélgica y Finlandia están afectadas.
Cuando Bush visite Bruselas el próximo mes su homólogo será el presidente del Gran Ducado. Como declara el prestigioso Economist , es como si los EEUU obligaran a todos los líderes extranjeros a tratar durante seis meses con el alcalde de Fresno, California. Los líderes mundiales encuentran desconcertante el tener reuniones con presidentes europeos de países diminutos. Durante otra presidencia luxemburguesa Clinton estaba molesto porque los dos dirigentes más importantes que visitó venían de Luxemburgo: el presidente de turno y el presidente de la Comisión, por aquel entonces el también luxemburgués Jacques Santer.
Sin embargo, desde la perspectiva astur, no deja de ser importante que sea Luxemburgo el responsable de encontrar una solución financiera y de equilibrio que de otra manera provocaría una gran injusticia. Como señaló en su intervención ante el pleno mi compañera Bárbara Duhrkop no podemos dejar depender el proyecto europeo exclusivamente de los contables miopes.
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