lunes, 31 de octubre de 2005

Rumanos y bulgaros

Hace ya más de un año de mi llegada a Bruselas. Al principio me costó adaptarme al ritmo y al horario de aquí (con reuniones preparatorias a las dos de la tarde y con comisiones que empiezan a las tres) y a la cantidad de información que recibimos sobre legislación en curso o sobre actos en los que participar. Pensaba que los parlamentarios de los nuevos países miembros estarían tan o más perdidos que yo. Algunos, sin embargo, por lo que parece, han sabido adaptarse rápido. Otros hacen gala de excentricidades difíciles de comprender. Es todavía arduo entender la estrategia de un Gobierno como el de Polonia, cuyo anterior gabinete ex comunista se mostró fiel aliado de los Estados Unidos y cuya actual coalición de derechas se presenta como un gobierno reformista. Aquí, merced a un titular de prensa y dado que el presidente y el primer ministro son hermanos gemelos, se considera a Polonia la «primera República monocigótica de la historia». Acaban de desembarcar en Bruselas los representantes de Rumanía y Bulgaria, que entrarán como miembros de pleno derecho de la Unión Europea en 2007 si las cosas no se tuercen (dada la profunda corrupción que aún padecen) y no han de esperar finalmente un año más, como señaló en un reciente informe Olli Rehn, comisario encargado de la ampliación. La inmediata misión de estos futuros parlamentarios europeos consiste en ensayar la mecánica de trabajo de cada una de las instituciones europeas, eso que aquí se llama «misión de observación», que consiste en tener los ojos siempre abiertos y en no perderse ni un tanto del partido que, de momento, juegan otros pero que les afecta indudablemente. No obstante, todavía resuenan en los hemiciclos de Bruselas y Estrasburgo voces críticas contra la excesivamente rápida incorporación de estos dos países cuyas variables económicas y sociales va a ser difícil hacer convergir a corto plazo. De todas formas, el impacto de la adhesión de Rumanía y Bulgaria en 2007 o 2008 no va a ser decisivo, el que de verdad se sigue temiendo es el de Turquía, cuyos detractores siguen siendo legión.

domingo, 23 de octubre de 2005

Seguridad vial

El eurodiputado Ari Vatanen comenzó la presentación de su informe «Reducir a la mitad el número de víctimas de accidentes de tráfico de aquí a 2010» con estas palabras: «Recuerdo a mi padre inmóvil sobre el volante del coche y mi gran angustia». Episodios semejantes han afectado a muchísimas familias europeas. Sin embargo, esto no ha impedido a Ari llegar a ser campeón del mundo de rallies y hasta cuatro veces campeón del París-Dakar. Este ejemplo, al igual que el de nuestro campeonísimo Fernando Alonso, debe servir de guía a la hora de diferenciar lo que es la competición deportiva de la vida cotidiana en la ruta. En recientes declaraciones decía el bueno de Fernando, hijo predilecto de Oviedo, que hay que volver a casa para salir otro día y que tiene claro que en la carretera no se pueden asumir riesgos gratuitos. En el «Informe Vatanen» se incide en las archiconocidas causas que provocan los accidentes (alcohol, cansancio, velocidad excesiva...) y da unas cifras que deberían ponernos alerta. En Europa se producen 40.000 muertes al año y los números son muy desiguales en su reparto, ya que en los países bálticos y del Sur hay hasta ocho veces más accidentes que en los países nórdicos. El coste de los accidentes es del 2 por ciento del PNB comunitario. Vatanen propone un uso mayor de las nuevas tecnologías, tales como dispositivos que recuerden la obligación del cinturón de seguridad, sistemas de limitación de velocidad, los «alcolocks», que son dispositivos antiarranque en caso de alcoholemia, o los «e-call», mediante los que se puede acelerar la respuesta del sistema de emergencia reduciendo así el número de víctimas. Desde los países escandinavos se apuntan medidas como la de un diputado finés que nos recuerda que en su país las multas son progresivas según el nivel de renta, de tal manera que, nos cuenta, a un compatriota suyo le han impuesto 12.000 euros por exceso de velocidad. Falta, no obstante, una medida valiente que prohíba que los vehículos superen los 140 Km/h. desde la misma fábrica. Aquí, en Bruselas, el debate está lanzado, pero se recuerda que sólo un sistema integrado de la seguridad vial, junto a un cambio radical en nuestra tolerancia, puede lograr resultados significativos y duraderos

sábado, 15 de octubre de 2005

Neelie Kroes

Neelie Kroes me invitó a un café para charlar cuando se termine la tramitación, aquí en Bruselas, de la opa de Gas Natural sobre Endesa. La todopoderosa comisaria de la Competencia se dirigía de esa forma cortés a mí públicamente en la Comisión de Economía del Parlamento europeo, tras haber expresado yo las preocupaciones por el grado de intervencionismo que en el pasado había tenido el Gobierno del PP en la dirección de Endesa y los conatos ahora de seguir influyendo por parte de conspicuos miembros de ese partido.
Desde luego, la Sra. Kroes es una mujer con agallas, pero su perfil profesional no deja de inquietar en una materia tan delicada como la de su comisaría. Hace un año su nombramiento estuvo plagado de amenazas de incompatibilidad por su pertenencia a numerosos consejos de administración de empresas multinacionales. «Han puesto a un lobo a cuidar de las gallinas», llegó a declarar un diputado alemán. Neelie la devolvió a los pocos meses apoyando sin ambages la campaña de la democristiana Angela Merkel para la cancillería alemana, lo que creó un gran malestar, por no haber mantenido el distanciamiento debido con las elecciones de un país que no es el suyo.
Ahora Neelie Kroes está ante un nuevo reto que afecta a su definitiva credibilidad. Se ha entrevistado de forma discutible con la anterior vicepresidenta y ex comisaria de Energía Loyola de Palacio, que está haciendo labor de pasillos a favor de Endesa contra la opa, e inmediata y exclusivamente debería de tener en cuenta las frías cifras de la contabilidad auditada y presentada en los registros -y no la llamada «creativa»- para aceptar o no su propia competencia sin presiones.
El que la competencia de los organismos de regulación sea de Bruselas o de Madrid no debería resultar trascendente para la cuestión de fondo, pero lo importante es que el órgano fiscalizador, sea el que sea, se pronuncie con un criterio objetivo previo. Todo al margen de algunas cuestiones que prima facie afectan a la idoneidad de esta controvertida oferta: concentración del sector energético, vieja y legítima aspiración de Gas Natural para conseguir un ciclo combinado y el futuro estable del producto, recurso a la venta de activos a un comprador preestablecido, financiación de la opa por un procedimiento que pueda o no rayar en vulneraciones legales...

El café al que me iba a invitar Neelie Kroes se ha retrasado una semana, quizá más... El mío, en cualquier caso, será descafeinado, pero me gustaría que el suyo fuera puro sin la achicoria de la presión pepera española.

domingo, 9 de octubre de 2005

Europa e inmigracion

A Cándido Riesgo, recuerdo en su primer aniversario


Estamos viviendo sin duda semanas difíciles en España. Desde la celebración de la cumbre hispano-marroquí la semana pasada, Ceuta y Melilla no han dejado de sufrir asaltos de desesperados africanos en busca del paraíso europeo. Desgraciadamente, no podemos acoger a todos. El colapso de los servicios de asistencia en esas ciudades es buen ejemplo. El problema es más complejo y más profundo. Como afirmó esta semana el embajador Prat, encargado de Asuntos Mediterráneos, gran parte de la presión migratoria que está sufriendo Europa se debe al fracaso de las políticas de desarrollo del continente africano. Las vallas de tres o seis metros no frenarán a los hambrientos.

El problema no es sólo de dos ciudades españolas. Las pateras de africanos llegan sin cesar a las costas canarias y andaluzas. En Italia y Malta se producen también desembarcos ilegales masivos. Otros africanos se deciden por entrar por la puerta de atrás: cruzan los Balcanes y entran a pie por los antiguos países del Este.

Aquí, en Bruselas, también se está viviendo ese drama humanitario. Desde la Comisión, Frattini, «ministro» europeo de Justicia e Interior, declaró esta semana que «España debe ser ayudada. Ningún país europeo puede afrontar la inmigración por sí solo», en respuesta a la carta de petición de ayuda a la Unión Europea escrita por el ministro Moratinos. Una misión de expertos de su equipo visitará próximamente la zona para acelerar el acuerdo de readmisión con Marruecos de las personas que cruzan la frontera.

En el Parlamento europeo, Enrique Barón solicitó que una delegación de parlamentarios europeos visitase urgentemente Ceuta y Melilla para hacerse eco de la crisis que se está viviendo e implicar a la ciudadanía europea que representa.

Los avances para una política de emigración europea homogénea son lentos, pero existen. El Parlamento europeo va a aumentar sus poderes en este campo. Las políticas de asilo pasan a ser materia de codecisión, esto es, la posición del Parlamento será tan importante como la de los estados reunidos en el Consejo. En la anterior sesión plenaria se aprobó el último informe, que era una mera recomendación en este campo, pero que estableció una línea garantista en materia de derechos humanos. Se rechazó el principio del «país superseguro» que pretende que se pueda denegar automáticamente la solicitud de asilo según el país del que provenga, pues la legislación internacional, el Convenio de Ginebra, establece que se deben estudiar las solicitudes de forma individualizada. El Parlamento, asimismo, estableció que los centros de internamiento para inmigrantes deben ser un último recurso.

Esta misma semana se ha aprobado el informe de la diputada alemana Ewa Klamt para establecer las líneas principales de la emigración económica en Europa. Entre otras cosas, se decidió pedir a la Comisión que estudie la posibilidad de una «tarjeta verde» (un visado de búsqueda de empleo) para intentar evitar que Europa se convierta en una fortaleza y para que el mercado de trabajo contribuya al máximo a establecer cuántos inmigrantes puede acoger nuestro sistema económico y social.

domingo, 2 de octubre de 2005

Aminatu Haidar

El pasado mes de julio presenté, junto con la austriaca Karin Scheele, la portuguesa Ana Gomes y la italiana Marta Vincenzi (y con el apoyo de otros veinticinco eurodiputados), la candidatura de Aminatu Haidar al premio «Sajarov». El premio se creó en 1985, cuando Andrei Sajarov, premio Nobel de la Paz de 1975, se encontraba todavía exiliado en Gorki. Creímos que esta disidente saharaui ejemplificaba los valores que el premio quiere reconocer.
Aminatu fue encarcelada por haberse manifestado pacíficamente el viernes 17 de junio en El Aaiún contra la ocupación marroquí de la antigua colonia española. Como decía la escritora Rosa Montero, Aminatu es una persona admirable porque no agacha la cabeza ante las injusticias. Sus suplicios comenzaron tras su participación en las protestas que se organizaron en noviembre de 1987 ante una delegación de Naciones Unidas. Entonces fue secuestrada por policías marroquíes de paisano y comenzó un calvario que duró casi cuatro años. Ahora se encuentra desde hace semanas en huelga de hambre y con la vida en peligro.

En la Comisión de Asuntos Exteriores del Parlamento europeo del pasado 26 de septiembre se eligieron los tres candidatos al premio «Sajarov» con más apoyos. La candidatura de Aminatu no pasó la criba. No hemos, sin embargo, perdido una batalla, pues se ha sacado a la luz pública una personalidad que hasta ahora era casi desconocida. La prestigiosa revista liberal «The Economist» la describió, con admiración y respeto, como una «destacada disidente» hace dos semanas. Amnistía Internacional la nombra, junto con otros saharauis defensores de los derechos humanos (Ali Salem Tamek, Mohamed El Mutauakil, Husein Lidri, Brahim Numria, Larbi Mesaud y H'mad Hammad), en un informe de esta semana.

Aminatu debe salvar la vida, así como sus compañeros. Ana Gomes, que fue responsable de algunos de los éxitos de la política portuguesa en Timor Oriental, nos da constantes ánimos: la descolonización del Sahara tarda pero llegará.