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"Lo importante no es una minoría de bloqueo sino estar con la mayoría de avance" Nicolás Sartorius.
Doris Lesing nos dio en su día un magnífico discurso como receptora del Premio Príncipe de Asturias de las Letras 2001. Recuerdo el comentario que tras oír hablar de la guerra fría, del convulso siglo XX y de literatura suscitó en la profesora Josefina Martínez de Alarcos, "toda esa profundidad, con ese aspecto de mujer que acaba de preparar un buen tarro de mermelada".
Esas palabras, más o menos, me vienen a la cabeza contemplando a Angela Merkel por internet, al no haber podido trasladarme a Bruselas para asistir a su comparecencia convocada de urgencia.
La mayoría de los líderes parlamentarios celebraron los éxitos de la presidencia alemana culminados por la reunión del Consejo de la semana pasada en la que se sentaron las bases para un texto que servirá de nuevo traje adaptado a la Europa de los 27. Mucho se ha mantenido del proyecto constitucional que fue aprobado en 18 países: se reducen las materias a decidir por unanimidad (tan difícil siendo tantos), se aumentan las competencias del Parlamento Europeo y de los Parlamentos nacionales, se dota a Mr. PESC, Javier Solana, de nuevas competencias que nos permitirán tener una voz más fuerte y clara en el mundo, etc.
En el camino ha quedado, sobre todo, cierto idealismo, concretado en un texto único y en unos símbolos (himno, bandera, lema) que, si bien siguen existiendo, lo hacen de manera menos solemne. El portavoz de los Liberales en el Parlamento Europeo, Graham Watson, se quejaba de que el nuevo texto parecía un manual de instrucciones de “una pagoda japonesa traducido al inglés por un chino”. Por otro lado, a Cohn-Bendit, portavoz de los Verdes, le resultaba lamentable que el Reino Unido se excluya, después de haberla aceptado, de la Carta de los Derechos Fundamentales, uno de los grandes avances sociales del texto antiguo y que el nuevo mantiene. Estos derechos, como la democracia, necesitan de permanentes cuidados para subsistir indemnes. Probablemente hagan falta también estas mermeladas, dulces y agridulces, cocinadas como ésta por la Sra Merkel, al frente de una gran coalición en Alemania y aún mayor en Europa.