miércoles, 29 de febrero de 2012
MARUGÁN UN EXDIPUTADO QUE NADIE COMPRENDE CÓMO NO SIGUE EN EL CONGRESO
Paco Fernández Marugán, un extraordinario antiguo parlamentario, especialista en cuestiones presupuestarias y económicas, publicó ayer,martes, un importante artículo en EL PAÌS que reproduzco aquí.
Paco es un gran amigo de Asturias que comprendió siempre los problemas asturianos, y en concreto los de desarrollo y los de la minería y de la energía en general.Lo que me indigna es que una personalidad de esta calidad haya sido relevada en el Congreso sin que los que hemos seguido su intachable trayectoria hayamos podido comprender las razones, al parecer de índole localista.
Ya lo hablé con varios dirigentes de mi partido y con él mismo en la Conferencia política del pasado otoño.
Este artículo clarividente no tenía, a mi modo de ver, que estar firmado por un ex diputado sino pura y llanamente por un diputado que tiene mucho que seguir diciendo en el PSOE y en el país
TRIBUNA
El PSOE necesita plantear una oferta viable Ya no existen mayorías naturales. Volver a ser partido de gobierno depende de la habilidad para combinar intereses
Francisco Fernández Marugán 28 FEB 2012 -
Dos fuertes y consecutivas derrotas electorales ha experimentado el PSOE durante 2011. En sendas contiendas se vio privado de la confianza de los ciudadanos porque las cosas las había hecho mal. Por eso el balance obtenido le ha empujado a una situación novedosa: nunca en democracia había tenido tan poco poder institucional. Tratándose de una fuerza política importante, esencial para la garantía de la estabilidad social y del progreso material de la sociedad española, resultaba pertinente observar la reacción que se produjera en su seno. Partiendo del resultado obtenido en el recientemente celebrado congreso me aproximaré a dos de los obstáculos con los que se van a enfrentar inmediatamente.
El primero de ellos está determinado por la crítica situación de la economía española. Por segunda vez, desde 2008, hemos vuelto a entrar en recesión, lo que llevará a que continúe el doloroso ajuste que se está produciendo en el mercado laboral. Sin ambages puede decirse que, aquí y ahora, no hay trabajo. Que quienes lo demandan han de soportar, en muchas ocasiones, múltiples abusos con tal de poder trabajar y ganar una pequeña cantidad de dinero.
Esto ocurre a la vez que se oye la voz de algunos empresarios diciendo que si son reacios a invertir y crear puestos de trabajo es porque para ellos el acceso al crédito es poco holgado y algo caro.
Por otra parte, se extienden las preocupaciones de muchas personas que, ante la vulnerable situación que padecen, comienzan a tener miedo sobre lo que les pueda suceder mañana. Para ellas, existe el riesgo real de que pueda deshacerse una parte del camino andado durante los últimos treinta años. Atisban como próximo "el trauma social y político que representa la inseguridad económica" (T. Judt), con lo que supone de frustración y, quién sabe, si hasta de emergencia social.
El radicalismo del PP a la hora de hacer ajustes desencadenará un fuerte descontento Sabemos que en España, el sistema productivo ha mostrado incapacidad e insuficiencia para generar ocupación estable. Ahora, vuelve a reproducirse ese yermo panorama. Resulta necesario afrontar cambios para elevar el crecimiento, absorber el desempleo, mantener la protección social y ayudar a los más necesitados, a la vez que se le proporciona confianza a los acreedores.
Para conseguir estos objetivos los conservadores sostienen que la crisis ha reducido el territorio económico, por lo que se disponen -entre otras vías- a cerrar esa falla a través de una contracción de la política fiscal. Si lo logran, retrasarán algunas décadas el reloj de los ciudadanos, obligándoles a vivir, durante un periodo de su vida, en un verdadero barrizal.
Lo contrario lo hemos defendido los socialistas. Puede recuperarse el tiempo perdido, desplegando una batería de reformas que corrijan las deficiencias que la crisis puso al descubierto. Para nosotros, el origen de cuanto sucede está lejos de la carencia de disciplina fiscal y cerca de las pérdidas de productividad y competitividad. Orientar el sistema productivo en esa dirección implica asumir un fuerte compromiso político con amplias mayorías sociales.
El PP es un partido que favorece a la clase alta, desde la que busca una bolsa complementaria de votos en copiosos caladeros de la clase media. Para él, como se está viendo, la clase obrera está demasiado lejos, por lo que a la hora de configurar sus diseños de política económica, explota el éxito, desequilibrando de forma permanente las relaciones industriales.
Las propuestas que formula las presenta como si la solución fuera “técnica, imparcial, objetiva, indiscutible o exenta de ideas” (J. Sevilla). La realidad es otra. El propósito que existe tras ellas se dirige a desenclavar las traviesas, incrementando el poder empresarial, con la consiguiente reducción salarial, como palanca para elevar la competitividad.
La posición de los socialistas es otra. El PSOE ha estado apoyado en una base social firme, que electoralmente le ha sido fiel. Gracias a ella levantó un proyecto reformista inequívocamente socialdemócrata. La parte más numerosa de esa base procedía de la clase obrera, si bien de una manera progresiva han ido integrándose en su electorado otros núcleos portadores de distintos enfoques e intereses. Este hecho tiene una innegable lógica política. En el capitalismo avanzado, ninguna clase social posee la condición de sujeto político hegemónico, aunque solo sea porque en estas sociedades ya no existen mayorías naturales. Las mayorías que se producen son el resultado de operaciones interclasistas que una vez alcanzadas hay que empeñarse mucho en mantener.
La izquierda tiene que dejar de cavar su propio pozo y elaborar una nueva oferta Esta trayectoria no es otra cosa que una elemental adecuación al principio de realidad, que se deberá seguir en el próximo futuro. De su habilidad para realizar combinaciones de intereses dependerá que vuelva a ser un partido de gobierno duradero.
El segundo obstáculo con el que se enfrentarán los socialistas está en la política española, una parte de la cual se residencia en el PSOE. Juega a su favor el resultado del último congreso, ya que ahora dispone de una dirección política desde la que poder desencadenar estrategias dirigidas a recuperar el electorado que ha perdido. Por lo que podrá actuar con determinación ante los problemas que irán apareciendo, si bien su tarea esencial consistirá en disponer de un proyecto alternativo al de la derecha.
El PP, como se está viendo, clarifica el perímetro de su acción política mediante una serie de decisiones encadenadas en una doble dirección. Medidas que, solo en su opinión, contribuyen a la recuperación de la actividad económica, cuya orientación es profundamente agresiva, con las que se dispone a realizar un ajuste que dada su radicalidad ocasionará estragos, muchas veces incontrolados, aunque siempre generadores de un fuerte descontento social.
La reducción del déficit, en la intensidad que pretende, no es el camino que lleva a la recuperación, es todo lo contrario. Por ese sendero, solo se llega a la contracción, que inclusive puede que sea imposible de soportar. Digámoslo claro, la restricción presupuestaria, pura y dura, tal como quiere llevar a cabo en España no es suficiente para encontrar la salida de la crisis. Hay que hacer más cosas, hay que discriminar y seleccionar las políticas. Los objetivos de reducción del déficit han de cumplirse mediante un recorrido razonable en plazos, pero a la vez han de aplicarse otros instrumentos que favorezcan el crecimiento.
Pero la política del PP irá aún más lejos ya que pretenderá configurar un modelo de sociedad donde existan mayores desigualdades. Tratará de socavar -al socaire de la crisis- las conquistas alcanzadas. Por eso, al ajuste presupuestario le acompaña un recorte de los derechos.
Ninguna sorpresa me ha producido el discurrir de los acontecimientos. Aquel planteamiento de Milton Friedman sobre la teoría del statu quo es lo que está encima de la mesa. Pero los ciudadanos, cuando se percaten de lo que sucede, reclamarán que se lleven a cabo los alineamientos pertinentes. El PSOE debe ser consciente de que, cuanto antes esté en condiciones de poder responder al empujón de la derecha, mejor.
Por eso, lo que le ocurra aguas abajo es relevante. Digo esto porque si algo caracteriza a la izquierda es su voracidad con los propios. Para evitarla debería reflexionar sobre aquella vieja idea de Tolstoi de que "en el bosque hay algo más que leña para hacer fuego". Tendría que dejar de cavar su propio pozo y dedicarse a otras tareas. Aunque solo sea porque el PSOE está emplazado para elaborar una oferta viable, realista y financieramente consistente, desde la que se sostengan las actuaciones a favor del progreso material y del bienestar social. En esa oferta han de aparecer soluciones poseedoras de mayor cohesión social que las que hay detrás de las políticas del PP.
Este proyecto permitirá recuperar terreno al socialismo desligándolo de aquellas políticas que no supieron conectar con la ciudadanía. Termino apoyándome en Popper, quien decía que "hemos de revisar nuestra actitud hacía los errores". A ese proyecto se le exigirá la adecuación a las circunstancias en las que ahora nos desenvolvemos. Disponer de él llevará un tiempo que no será breve, durante el que hay que repensar lo que se ofrece a la hora de afrontar los retos que se nos presentan como sociedad.
Francisco Fernández Marugán fue diputado del PSOE
lunes, 27 de febrero de 2012
Homenaje a Manuel Llaneza
El pasado domingo 26 se celebró en el cementerio de Mieres el tradicional homenaje que el SOMA-FIA-UGT rinde a Manuel Llaneza, al que suelo asistir.Esta vez no pude cuando precisamente me siento más comprometido con las Comarcas Mineras en un instante clave en el que hay que forzar al Gobierno español y a la UE a romper sus autolimitaciones reglamentarias.
En ese marco de actividad reivindicativa, el nuevo Secretario de Estado de la Energía,Fernando Martí, enemigo declarado, a mi modo de ver, del carbón español ha suspendido por supuestas razones de Agenda, una reunión con la sección española de ACOM.Pero, ¿puede haber un motivo de urgencia y diálogo más importante para esa Secretaría de Estado, incluso, para ese Ministerio de Industria, que no ha hecho más que confundir, incluso a los propios miembros asturianos del PP, puestos de nuevo en evidencia?
Hay elecciones autonómicas en Asturias,¿hay algún asturiano,bien informado, que siga la irresponsabilidad y dilaciones de Ministro y Secretario de Estado, que pueda votar al PP, refrendando el total cierre de la minería, sin más lucha?, ¿o es que no va a utilizar el PP sus votos como apoyo a su plebiscito antiasturiano?
En ese marco de actividad reivindicativa, el nuevo Secretario de Estado de la Energía,Fernando Martí, enemigo declarado, a mi modo de ver, del carbón español ha suspendido por supuestas razones de Agenda, una reunión con la sección española de ACOM.Pero, ¿puede haber un motivo de urgencia y diálogo más importante para esa Secretaría de Estado, incluso, para ese Ministerio de Industria, que no ha hecho más que confundir, incluso a los propios miembros asturianos del PP, puestos de nuevo en evidencia?
Hay elecciones autonómicas en Asturias,¿hay algún asturiano,bien informado, que siga la irresponsabilidad y dilaciones de Ministro y Secretario de Estado, que pueda votar al PP, refrendando el total cierre de la minería, sin más lucha?, ¿o es que no va a utilizar el PP sus votos como apoyo a su plebiscito antiasturiano?
PÚBLICO desaparece de los quioscos
Con enorme tristeza asisto a la desaparición en los quioscos de PÚBLICO, una voz necesaria en la pluralidad informativa. La libertad es menos sin PÚBLICO. Bien he recordado los días de la muerte lenta y dolorosa de Asturias Diario, un periódico que fue una maravilla entre Diciembre de 1978 y Diciembre de 1979 cuya colección conservo como uno de mis más preciados tesoros. Entonces, como ahora con PÚBLICO, la falta de publicidad, que no de lectores, jugó un papel determinante. El poeta Luis García Montero, colaborador habitual de PUBLICO, me escribió en medio de la tristeza, resaltando cómo de un tiempo a esta parte ganan los malos.
Como diminuta solidaridad con el periódico cerrado, con sus periodistas y trabajadores, que tan bien me han informado, reproduzco el editorial de Maraña, su director, que sale ya exclusivamente en la edición digital que, al parecer, se va a mantener.
Buzón de Voz
Blog de Jesús Maraña
El papel de ‘Público’24 feb 2012
Envolver el pescado o un bocadillo siempre fue un uso un poco cutre del venerable periódico. La tinta mancha. Mucho mejor reciclar el papel escrito construyendo un pasillo sobre el suelo de baldosas recién fregado, o aviones y pajaritas voladoras. Los diarios siempre ofrecieron el interés de una lectura urgente y de otra más reposada, para resucitar después desde cualquier montón amarillento en la certeza de seguir resolviendo asuntos prácticos de la casa, con usos insospechados para los que ya importaba un cícero que el autor de la página se llamara González Ruano, Vargas Llosa o Pepe Pérez. Lecciones de humildad para vanidades elevadas y plumas insoportables.
Corren tiempos distintos, también revolucionarios. El dato urgente llega a la vista o el oído por múltiples canales, la crónica más literaria ocupa unas pocas megas en un microespacio de la tableta digital, en la que uno puede leer cómodamente su diario al completo, seleccionar su foto preferida entre una galería numerosa o abrir un vídeo en el que Obama no sólo da al mundo una noticia sino que de paso se canta un blues con B. B. King. Por misteriosas razones que no vienen al caso, esos infinitos usos o complementos de una oferta informativa no parten, como los viejos avioncitos de papel prensa, del razonable y convencional acto de pagar un precio (baratísimo, pero un precio). La información hace tiempo que se considera un bien (o un mal) de acceso libre y gratuito. Fue en aquel momento cuando “se jodió el Perú” del periodismo en su acepción más noble y profesional. Una vez asentado que casi nadie está dispuesto a pagar por obtener información y análisis de calidad, las empresas supuestamente periodísticas se marcaron nuevas estrategias suicidas. El vídeo no pudo matar a la estrella de la radio, pero entre el márketing promocional (importa menos que sea cultural o se trate de bicicletas estáticas) y la glorificación del periodista multiplataforma, todólogo y ‘barato-barato’ estamos en el camino correcto para dar el tiro de gracia al periodismo.
Porque eso es lo que verdaderamente corre un serio peligro. Hace tiempo que está superado el debate sobre el futuro del papel o de Internet. El presente ya son las redes sociales y las plataformas digitales. Durante bastante tiempo quedarán ediciones en papel, para elites, coleccionistas o adictos al aroma de la tinta y al ruidito del pasar página. (Flipboard ya imita incluso esas sensaciones en tableta). Pero la verdadera incógnita por despejar en esta revolución de las comunicaciones se refiere a la subsistencia o no del periodismo, de esa materia prima fabricada por profesionales capacitados y vocacionales cuyo código de actuación exige conocimiento, entrega, honradez, relación de respeto con las fuentes, cierta capacidad literaria… Una serie de rasgos del oficio que deben garantizar lo más difícil de conseguir: credibilidad.
Los periodistas, con mayor o menor acierto y velocidad, han tenido que adaptarse de la Olivetti al Amstrad, del PC al Mac, y de ahí a Internet, a Facebook o a Twitter. Cuesta, sobre todo cuando cada nueva tecnología supone más trabajo por menos sueldo, pero más parece costarles a los afamados gurús de las redes sociales encontrar fórmulas de ingresos que permitan sostener en el mundo digital redacciones capaces de hacer periodismo; con sus casi infinitos avances y una creatividad desbordada, pero periodismo, que sigue siendo la materia prima de este negocio, como el trigo o el centeno lo son de casi todos los panes, aunque la hogaza sea baguette y los moldes dibujen formas imposibles.
Qué ha pasado
‘Público’ nació con afán de romper algunos moldes en el formato de papel, dispuesto a caminar en paralelo por la revolución digital y sobre todo elaborando una materia prima transparente: periodismo honesto, no falsamente neutral ni equidistante, sino comprometido con causas justas desde un progresismo sincero. En cuatro años y medio ha roto ciertos tabúes, ha dado eco a voces silenciadas por el ruido del discurso único y ha llegado al espacio intergeneracional que buscaba como plataforma de debate y referencia de una forma de ver la vida. En el complejo universo de la izquierda española sería deseable una reflexión autocrítica sobre el monolítico panorama mediático, más allá de la obviedad de que el dinero no suele viajar en maletas rojas.
La agudísima crisis económica, la publicitaria, la del papel… son factores decisivos que han hecho inviable el proyecto de ‘Público’, como también lo son los propios errores desde la dirección del diario o desde la empresa editora. Ayer, Mediapubli y la administración concursal pusieron el domingo, 26 de febrero, como fecha límite para la edición de ‘Público’ en papel al no haberse conseguido la financiación necesaria para su continuidad. La asamblea de trabajadores, después de casi dos meses de incertidumbre en los que se ha mantenido fiel a la cita con los lectores, ha decidido no realizar ningún número más. La empresa ha anunciado su intención de dar continuidad a la edición digital de público.es, con 5,5 millones de usuarios únicos según el último control de OJD, audiencia que la sitúa como la cuarta web de información general en España.
Nunca ha ejercido este diario ese ombliguismo que con demasiada frecuencia afecta a un oficio tentado por las vanidades, la adulación o las falsas modestias. Pero en este triste punto y aparte, sería injusto no proclamar la satisfacción de haber trabajado en una empresa que en todo momento ha respetado la independencia y la libertad de la dirección para acertar o equivocarse. Como tampoco es ningún tópico de compromiso expresar el infinito orgullo de haber formado parte de un equipo serio, riguroso y apasionado. Decía Kapuscinski que “no puede ser buen periodista quien no es buena persona”. Entre los más de 200 trabajadores que han pasado por ‘Público’ en estos cuatro años y medio habrá de todo, como en cualquier colectivo humano y profesional. Pero abunda la buena gente, porque si no habría sido imposible hacer un periodismo digno que ha provocado la impresionante reacción de apoyo vivida en estos últimos dos meses. La mención más especial es para esos casi 160 compañeros y compañeras que no tienen madera de capitán Schettino y que han mantenido el barco a flote en mitad de las tormentas. Merecen seguir ejerciendo uno de los oficios más hermosos que existen. Durante 1.599 días, ‘Público’ no ha faltado a su cita en los quioscos. Gracias de corazón a tantos lectores fieles y a esos más de 44.000 firmantes del Manifiesto de apoyo al periódico. Ahora que ya nadie podrá envolver pescado ni hacer pajaritas con sus páginas, el nombre y lo que representa seguirá en las redes. Hasta siempre.
Como diminuta solidaridad con el periódico cerrado, con sus periodistas y trabajadores, que tan bien me han informado, reproduzco el editorial de Maraña, su director, que sale ya exclusivamente en la edición digital que, al parecer, se va a mantener.
Buzón de Voz
Blog de Jesús Maraña
El papel de ‘Público’24 feb 2012
Envolver el pescado o un bocadillo siempre fue un uso un poco cutre del venerable periódico. La tinta mancha. Mucho mejor reciclar el papel escrito construyendo un pasillo sobre el suelo de baldosas recién fregado, o aviones y pajaritas voladoras. Los diarios siempre ofrecieron el interés de una lectura urgente y de otra más reposada, para resucitar después desde cualquier montón amarillento en la certeza de seguir resolviendo asuntos prácticos de la casa, con usos insospechados para los que ya importaba un cícero que el autor de la página se llamara González Ruano, Vargas Llosa o Pepe Pérez. Lecciones de humildad para vanidades elevadas y plumas insoportables.
Corren tiempos distintos, también revolucionarios. El dato urgente llega a la vista o el oído por múltiples canales, la crónica más literaria ocupa unas pocas megas en un microespacio de la tableta digital, en la que uno puede leer cómodamente su diario al completo, seleccionar su foto preferida entre una galería numerosa o abrir un vídeo en el que Obama no sólo da al mundo una noticia sino que de paso se canta un blues con B. B. King. Por misteriosas razones que no vienen al caso, esos infinitos usos o complementos de una oferta informativa no parten, como los viejos avioncitos de papel prensa, del razonable y convencional acto de pagar un precio (baratísimo, pero un precio). La información hace tiempo que se considera un bien (o un mal) de acceso libre y gratuito. Fue en aquel momento cuando “se jodió el Perú” del periodismo en su acepción más noble y profesional. Una vez asentado que casi nadie está dispuesto a pagar por obtener información y análisis de calidad, las empresas supuestamente periodísticas se marcaron nuevas estrategias suicidas. El vídeo no pudo matar a la estrella de la radio, pero entre el márketing promocional (importa menos que sea cultural o se trate de bicicletas estáticas) y la glorificación del periodista multiplataforma, todólogo y ‘barato-barato’ estamos en el camino correcto para dar el tiro de gracia al periodismo.
Porque eso es lo que verdaderamente corre un serio peligro. Hace tiempo que está superado el debate sobre el futuro del papel o de Internet. El presente ya son las redes sociales y las plataformas digitales. Durante bastante tiempo quedarán ediciones en papel, para elites, coleccionistas o adictos al aroma de la tinta y al ruidito del pasar página. (Flipboard ya imita incluso esas sensaciones en tableta). Pero la verdadera incógnita por despejar en esta revolución de las comunicaciones se refiere a la subsistencia o no del periodismo, de esa materia prima fabricada por profesionales capacitados y vocacionales cuyo código de actuación exige conocimiento, entrega, honradez, relación de respeto con las fuentes, cierta capacidad literaria… Una serie de rasgos del oficio que deben garantizar lo más difícil de conseguir: credibilidad.
Los periodistas, con mayor o menor acierto y velocidad, han tenido que adaptarse de la Olivetti al Amstrad, del PC al Mac, y de ahí a Internet, a Facebook o a Twitter. Cuesta, sobre todo cuando cada nueva tecnología supone más trabajo por menos sueldo, pero más parece costarles a los afamados gurús de las redes sociales encontrar fórmulas de ingresos que permitan sostener en el mundo digital redacciones capaces de hacer periodismo; con sus casi infinitos avances y una creatividad desbordada, pero periodismo, que sigue siendo la materia prima de este negocio, como el trigo o el centeno lo son de casi todos los panes, aunque la hogaza sea baguette y los moldes dibujen formas imposibles.
Qué ha pasado
‘Público’ nació con afán de romper algunos moldes en el formato de papel, dispuesto a caminar en paralelo por la revolución digital y sobre todo elaborando una materia prima transparente: periodismo honesto, no falsamente neutral ni equidistante, sino comprometido con causas justas desde un progresismo sincero. En cuatro años y medio ha roto ciertos tabúes, ha dado eco a voces silenciadas por el ruido del discurso único y ha llegado al espacio intergeneracional que buscaba como plataforma de debate y referencia de una forma de ver la vida. En el complejo universo de la izquierda española sería deseable una reflexión autocrítica sobre el monolítico panorama mediático, más allá de la obviedad de que el dinero no suele viajar en maletas rojas.
La agudísima crisis económica, la publicitaria, la del papel… son factores decisivos que han hecho inviable el proyecto de ‘Público’, como también lo son los propios errores desde la dirección del diario o desde la empresa editora. Ayer, Mediapubli y la administración concursal pusieron el domingo, 26 de febrero, como fecha límite para la edición de ‘Público’ en papel al no haberse conseguido la financiación necesaria para su continuidad. La asamblea de trabajadores, después de casi dos meses de incertidumbre en los que se ha mantenido fiel a la cita con los lectores, ha decidido no realizar ningún número más. La empresa ha anunciado su intención de dar continuidad a la edición digital de público.es, con 5,5 millones de usuarios únicos según el último control de OJD, audiencia que la sitúa como la cuarta web de información general en España.
Nunca ha ejercido este diario ese ombliguismo que con demasiada frecuencia afecta a un oficio tentado por las vanidades, la adulación o las falsas modestias. Pero en este triste punto y aparte, sería injusto no proclamar la satisfacción de haber trabajado en una empresa que en todo momento ha respetado la independencia y la libertad de la dirección para acertar o equivocarse. Como tampoco es ningún tópico de compromiso expresar el infinito orgullo de haber formado parte de un equipo serio, riguroso y apasionado. Decía Kapuscinski que “no puede ser buen periodista quien no es buena persona”. Entre los más de 200 trabajadores que han pasado por ‘Público’ en estos cuatro años y medio habrá de todo, como en cualquier colectivo humano y profesional. Pero abunda la buena gente, porque si no habría sido imposible hacer un periodismo digno que ha provocado la impresionante reacción de apoyo vivida en estos últimos dos meses. La mención más especial es para esos casi 160 compañeros y compañeras que no tienen madera de capitán Schettino y que han mantenido el barco a flote en mitad de las tormentas. Merecen seguir ejerciendo uno de los oficios más hermosos que existen. Durante 1.599 días, ‘Público’ no ha faltado a su cita en los quioscos. Gracias de corazón a tantos lectores fieles y a esos más de 44.000 firmantes del Manifiesto de apoyo al periódico. Ahora que ya nadie podrá envolver pescado ni hacer pajaritas con sus páginas, el nombre y lo que representa seguirá en las redes. Hasta siempre.
sábado, 25 de febrero de 2012
¡VIVA LAPONIA!
Más en el semblante tradicional están mi compañera de partido,
Westlund, que encuentro, siempre solidaria, en el entrañable
"intergrupo" del Western Sahara. Y también a los buenos finlandeses socialistas,
Repo y Jaakonsaari, cuya estatura física no corresponde al lapón imaginado. He
de peguntarles a todos si de verdad hay ofertas de trabajo tan significadas. En
cualquier caso, sin duda por alguna otra confusión, leo que hay un montón de
jóvenes españoles que han fracasado en la búsqueda de empleo en Noruega, que
está fuera de la Comunidad,
aunque en gran medida homologable.
Y por Laponia debe de ir mi buen amigo Michel Rocard, antiguo primer
ministro, compañero de escaño que fue, repuesto de un ictus mejor que yo, que
se encarga de la misión internacional de protección del Polo Norte.
En fin, el exabrupto del dirigente empresarial me ha permitido pensar
en Laponia, también que nos merecemos unos líderes empresariales emprendedores,
que además de buscarse semejantes salidas argumentales, se comprometan en un
auténtico compromiso realista, sin esoterismo, con su país. Y el ¡Viva Laponia!
pase al acerbo de los despropósitos como aquel "¡Viva Honduras!" de
Federico Trillo, al que el Ministro García Margallo ha enviado a Londres, en
lugar de la pretensión anunciada por el propio exministro de Defensa de ser
embajador en Washington, donde tanto le habían ayudado a disminuir el ridículo
de Perejil.
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