Estuve con Anselma, la hija de Anselmo Gómez Bermúdez, y con
su nieta, que tuvieron una muy digna comparecencia en la Comisión de
Peticiones sobre la desaparición a principio de la guerra civil espanola de su
padre y abuelo,en la provincia de Córdoba. Introducido por mi companero Luis
Yáñez tuve ocasión de saludarlas y seguir el éxito, reconocido por todos los
diputados, de su presencia exigiendo información de las autoridades españolas. No
estuve personalmente en la Comisión, a la que no pertenezco, pues coincidió la
semana pasada con otros compromisos míos de la Comisión JURI y de la visita de
la Sra.Merkel. Copio la información que da El País de hoy:
"PIDO JUSTICIA PARA UN HOMBRE BUENO. EN ESPAÑA NO LA DAN"
N JUNQUERA/ M.J.ALBER
“Pido justicia al Parlamento Europeo porque en España no me la dan. Pido justicia para un hombre bueno, honrado, que no hizo daño a nadie. Gracias”.
Lo dijo, con la voz rota por la emoción, una mujer de 75 años llamada
Anselma Guillermina Gómez. La escuchaban, en Bruselas, un grupo de
europarlamentarios en la comisión de peticiones del Parlamento europeo, a
la que Anselma había acudido para solicitar que instaran a las
autoridades españolas a ayudarle a saber qué ocurrió y dónde está
enterrado su padre, Anselmo Gómez, natural de Posadas (Córdoba),
fusilado al inicio de la Guerra Civil.
Anselma Guillermina no le conoció porque nació después de que la
familia recibiera la última carta de su padre, el 19 de agosto de 1936.
Desde hace años, ayudada por su hija, Noelia Camacho, investiga qué le
ocurrió. Han averiguado mucho. Por ejemplo, que le habían puesto en el
punto de mira antes de empezar la Guerra Civil. En su última
intervención pública, en los actos por el 1 de mayo de 1936, le estaban
vigilando. “Estaba ya fichado como miembro activo del socialismo y por
esa razón un día antes de estallar la guerra, el 17 de julio de 1936, lo
convocaron por carta para que se presentara ante las autoridades en
Córdoba capital”, dice Noelia. Cuando los hermanos de Anselmo fueron a
verle a la cárcel, en agosto, les dieron su reloj y les dijeron que
había muerto.
“Nunca supimos cómo lo mataron ni dónde está enterrado y ese ha sido
el gran drama de mi madre, que nunca lo conoció”, insistió Noelia ante
los europarlamentarios. La nieta de Anselmo Gómez explicó que llevaban
“muchísimo tiempo buceando en archivos” y que así habían averiguado que
en 1942 y 1943 “las autoridades militares y judiciales se pusieron en
contacto el Ayuntamiento para pedirle información económica sobre sus
bienes. ¡Ellos ya sabían que mi abuelo estaba muerto!”. El objetivo de
esos informes era requisar sus bienes. Y así lo hicieron. A su viuda e
hija les quitaron la casa familiar.
La familia solicitó al juzgado de Posadas ese expediente, pero el
juzgado no respondió. “Por eso estamos aquí. Por el derecho a la
información”, reclamó Noelia a los europarlamentarios. La familia pidió a
la Eurocámara que instase a las autoridades españolas a suscribir el
convenio del Consejo Europeo sobre acceso a documentos oficiales — “para
que en todos los archivos de España se siga una política común, porque
hay archivos que te tratan muy bien y otros que te ignoran”—; y a que
elaboren un plan de identificación de los restos de las fosas comunes.
“No me gustaría que mi madre muriera sin lozalizar a su padre. Es una
herida abierta que ustedes pueden contribuir a cerrar”, concluyó Noelia.
Luis Yáñez, del PSOE, apoyó la petición: “No es un tema de
socialistas contra el PP, es un tema de justicia histórica”, dijo.
“España es el país con más desaparecidos después de Camboya y las
autoridades públicas no hemos sido capaces de satisfacer a esas
familias”. El socialista Miguel Ángel Martínez aseguró que Anselma y su
hija merecían el mismo trato que las víctimas de ETA.
Carlos Iturgáiz,
del PP, confesó una preocupación: “Hemos abierto la puerta para que
venga gente buscando familiares de la primera guerra mundial o las
invasiones turcas en Chipre...” y la europarlamantaria danesa Margaret
Auken, de los Verdes, aseguró que lo que había ocurrido con Baltasar
Garzón le “reventaba”, y sugirió a la comisión que invitaran al exjuez a
hablar sobre las víctimas del franquismo.
Finalmente, la comisión acordó instar por escrito a las autoridades
españolas a que facilite a Anselma la investigación sobre el paradero de
su padre. El ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, recibirá pronto su carta.
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