Ayer tuve oportunidad de discutir con periodistas, en un seminario organizado por el Parlamento Europeo, la situación del nuevo marco legislativo del asilo en Europa.
Como ya he comentado en este blog, mi informe, que regula las condiciones de vida de los demandantes de asilo, ha sido, tras cinco años de negociaciones, aceptado ya por el Consejo y no queda en principio más que el trámite de la aprobación por el pleno de la Cámara. No todos los otros informes han corrido la misma suerte. El Parlamento cuenta con hacer presión sobre el Consejo y aprobarlos sólo si se da el visto bueno a todos y cada uno de ellos.
Ya vamos con retraso. Europa, pese a esta pertinaz crisis que si mina la moral no debe poner en peligro nuestra moralidad, no pude ni debe olvidar su compromiso ético en la lucha por los derechos humanos tanto dentro como fuera de sus fronteras.
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