Javier Solana Madariaga es un fenómeno de la Naturaleza.
Este pasado lunes viajaba a los Estados Unidos, recién llegado a Madrid de un contacto Rusia/UE. Pronto tendrá 71 pero está en pleno dinamismo, incluso acaba de donar a Diego, su hijo, un riñón, en un acto de comprensible generosidad que no deja de conllevar un punto admirable.
Lo ha sido todo en política internacional europea (Ministro de Asuntos Exteriores, Secretario General de la OTAN, Alto Comisionado para las Relaciones Exteriores y de Seguridad, Secretario General del Consejo de la U.E....) pero, inagotable, creo sinceramente que sería el mejor para el puesto de Secretario General de las Naciones Unidas que ya toca para Europa, tras el fin del mandato del surcoreano Banki-moon en 2016.
Ya bien me sé que, en los pasillos bruselenses, Durao Barroso, Presidente de la Comisión Europea, se pretende como quien no quiere la cosa, candidato para el sillón neoyorkino. Deja su puesto bruselense en 2014, no siendo renovable. Se busca, además, que el nuevo Presidente de la Comisión, lejos de un consenso intergubernamental, esté al frente de la lista que gane las elecciones europeas de junio de ese año.
Entre Barroso y Solana no habría color.
No solo por el estrepitoso fracaso de la actual Comisión y de su Presidente estos nueve años, sino que, un poco que conozco a ambos, las diferencias son abismales; las trayectorias, la capacidad para solucionar conflictos y el entusiasmo por la paz mundial también.
España debería jugar fuerte en la renovación de las testas internacionales. ¿Hay candidato a la OTAN?, ¿lo hay a la Comisión? Si como parece, a expensas de lo que ocurra con las legislativas alemanas del próximo septiembre, el Gobierno de Rajoy opta por Merkel o un/una faldero/faldera de la Sra. Merkel el fracaso español sería manifiesto antes incluso de competir y, sin duda, espero que se refleje en el resultado electoral, pues no en vano se otorga más confianza en los ciudadanos electores.
No he oído nada que Javier pueda ser Secretario General de la ONU, pero tengo la corazonada de que podía ser muy bien recibido su nombre en una mayoría de países, y el nuestro debería apoyarle en un ejercicio de responsabilidad. ¿Quién conoce alguien mejor?