Mis citas agosteñas se repiten con la saludable terquedad del arraigo a esta mi tierra.
No falto a la Bonitada tapiega, a Los Almallos de Taramundi, al Cristo de Cibuyo, al Bollu de Sograndio, al Festival "Horacio Icasto", al Internacional de Ribadeo, a la contemplación de lluvia de perseidas, al vermouth que sigue a la procesión veigueña, ni al candasín Museo Antón y la franquina As Quintas (magníficas exposiciones de Aurelio Suárez y Bernardo Sanjurjo y de Anxel Nava)...En esta ocasión el adelanto de fecha me ha permitido la inauguración, en Gijón, de la Feria de Muestras, donde antes solía (mi recuerdo a Adaro y Pedro G. Rendueles), con el brillante discurso-brújula de nuestro Presidente, pleno de europeísmo bien entendido...y, como personal novedad, me fui a la borregada del somedano Valle del Lago, al Castro de Chao San Martín y tuvimos los conciertos del Arqueológico y la recuperación de los otrora inolvidables "Día de la Cultura". Imposible me ha sido comparecer, como hubiera querido, en la Camperona, en la Boda de Aristébano y las natas vaqueiras, en San Timoteo, en el Asturcón del Sueve, al que tampoco habría subido con mi pata chula, en el Homenaje a las Trece Rosas y/o en los espectaculares conciertos de la Cuevona riosellana,de los que aún rememoro a Dolores Granados y Moisés Molín.
Y espero lo que unos amigos leales preparan, en el torno llanisco, antes del telón septembrino, de la remembranza al llorado Julio Gavito; y cómo cierre, San Agustín,la tradición teatral de Avilés y las Jornadas naviegas de Historia, aunque bien me gustaría fuera lo último, o lo primero, Rodiezmo, a cuyo espíritu de pervivencia de las cuencas sigo leal. Muy voluntariamente falté al tenderete de la Plaza de la Catedral, siguiendo la opinión, entre otros, de Alberto Polledo, que ya no vende libros, pero sigue otorgando buenos consejos."Conversión de lo sagrado en cutre" ha escrito Miguel Muñoz.
La Asturias festiva, o simplemente nostálgica, está plena de vigor, ajena, o mejor superadora, de tanta crisis y no menor despropósito.
En México hace cuarenta y pico años, un veterano político, exiliado y poco socialmente informado, me preguntó si las romerías asturianas, que él tanto recordaba de su juventud, seguían con sus reclamos de calendario patronales...Son "las Mil y una fiestas" con las que tituló, en primera, este periódico.Se intenta modificar los horarios consuetudinarios españoles, tachados de antiproductivos, y también mostrar que junio y julio, próximos al abrazo del solsticio de verano, son más propicios a disfrutar, por la amplitud de la luz, que agosto, pero tardará en suceder si es que termina sucediendo. Lo real, por ahora, es lo contrario, la Virgen del Carmen cambia de fecha, según parroquias, y San Roque y la Virgen de Agosto lanzan más que nadie el imán agosteño de sus inalámbricas corrientes de atracción, aprovechando la presencia de quienes vuelven a la casa y al pueblo que siempre llevan consigo en el almario.Las vacaciones se reducen mientras agosto mantiene poderío adaptado a toda la piel de toro.
En Navia, este año, el Concierto, que sostiene, a grandísimo nivel, Juan Coloma, trajo la presencia de Ara Malikian, que ya nos había visitado hace tiempo, con su joven y extraordinaria "Orquesta en el tejado". El popular artista armenio, de donde era Elia Kazan y es Aznavour, tuvo la generosidad de incorporar, tras captarlos en un pasacalles inolvidable, al Coro de la Virgen de la Barca y al grupo de gaiteros, "La reina del Truébano", alcanzando un estado de ánimo, como no recuerdo haber vivido en otra parte del ancho mundo. La tarde anterior, Ara, el venezolano Humberto Armas y su animoso conjunto de quince maestros veinteañeros nos habían hecho, en el Auditorio de Vegadeo, al que faltaron alcaldesa y ediles, un ameno viaje al más excelso modo zíngaro desde la originaria India, por Siria, Armenia, Rusia, Israel, Bohemia...hasta nuestro Sarasate.
En ese clímax, ya en Navia, impresionó el My Way, de Paul Anka, con que Coloma e Icasto tantas veces terminaban sus actuaciones, incluida la que les escuché en la sede neoyorkina de la ONU. Icasto, enfermo terminal, había pretendido llegar, en ambulancia, al Festival que lleva su nombre. En esas, se produjo el delirio cuando Malikian dedicó a Horacio las Estaciones de Piazzola, mientras Coloma y Justo García colocaron en un atril un gran libro de fuertes pastas y portada con la fotografía del pianista argentino sobre la que Teresa Calderón puso un clavel blanco. No me gusta propalar situaciones equívocas, entre la magia y el milagro, pero lo cierto y verdad, es que la vibración de un acorde de viola, violín o de los chelos, pues me perdí en la inmensidad del corazón, el libro de Horacio levantó vuelo él solito cayendo al suelo del altar con lo que supimos que nuestro admirado artista, naviego de adopción, a la vez que ese golpe, tenue y seco, acababa de finiquitar en una clínica madrileña. Sus cenizas reposarán en Navia.
Pido, desde mi Brubru, a la que me reincorporo, a Coloma y al resto de "Amigos del Concierto" que mantengan, en la medida de lo posible, el Festival Horacio Icasto, en la misma Navia, que bien supo valorarlo, en su cielo, en el Fantasio, en el acogedor templo....
El entrañable vetusto teatro ha sido tomado de su mano por el Concejo. El Alcalde Ignacio Palacios, que también preside la Federación de Alcaldes, está dispuesto a defender la constitucional autonomía municipal, ante el olvidadizo Gobierno de la nación, que busca borrar del mapa municipios, profesionales libres, sanitarios, maestros, creadores y hasta el carbón de nuestro subsuelo, que no se va a evaporar tan tranquilamente. No por más recortes, que ya se pasaron de frenada varios pueblos, sino ahora por inacción. A Brubru, como hacía Jovellanos en su Diario, me llegan las nubes asturianas que marqué en el cielo. Ese cielo, como anunciaba el personaje calderoniano, responderá, pues ¡en agosto solo se cargan pilas de resistencia y nostalgias varias!.
¡¡Viva, Horacio Icasto!!