jueves, 9 de mayo de 2013
Alacranes en Tapia
"Aunque un sol de alacranes me coma la sien", Federico García Lorca
De niño creía mucho en casualidades y corazonadas a las que, de alguna manera, vuelvo circunstancialmente en medio de la dura realidad socio-económica de mi Brubru, empujado por la evasión mágica de la literatura. Mis peroratas literarias no pueden olvidar, sin embargo, lo más grave que, como califica Antón Costas, resulta del convencimiento de que "Alemania es parte del problema, no la solución", aforismo que hice tuit y al que condicionaría todo absolutamente.
Hace unos días leía en el académico Francisco Rodríguez Adrados ("El río de la literatura: de Sumeria y Homero a Shakespeare y Cervantes") que en el antiguo Egipto había consejos versificados para cazar culebras que salían a los muertos debajo de las piedras tumulares. Un escarabajo llegó incluso a la categoría de deidad.
Quiso la sorprendente casualidad que, a la hora siguiente, escuchara al ingeniero Ignacio Martínez, en el Club de Prensa de La Nueva España, una exhaustiva descalificación del proyecto -que, asegura, ni siquiera se puede llamar así- de Mina de Oro en Salave. Para este técnico, que parece muy ponderado, una muestra de despropósito mayúsculo es ya la Memoria cuando ¡previene del peligro de "culebras y alacranes" que podrían salir en la remoción pedregal!
Las preguntas de A.N.A, Asociación Asturiana de Amigos de la Naturaleza, son obvias, dado que no hay alacranes en Tapia, ni en Asturias: ¿Se está traduciendo vulgarmente un estudio de alguna parte del norte de África? ¿Se buscan permisos para pura especulación? ¿Están chantajeando con trabajos que no se van a ofertar en verdad sin estudio económico reglado incorporado?
Espero que la empresa promotora responda con claridad, transparencia y serena seriedad, superando la descarada insuficiencia documental detectada, que, de no corregirse, puede llegar a la competencia medioambiental europea, sin recurrir a alacranes y otros volátiles. Por encima de esa pícara y harto frecuente culturilla de "cortar y pegar", que, por cierto, le ha costado el puesto y el doctorado de Heidelberg a una Vicepresidenta conservadora del Parlamento, algunos preferiríamos entretenernos con el inofensivo y genial "La maldición del escorpión de Jade", de Woody Allen, y aun con el erudito y caudaloso río del profesor R. Adrados, aunque en Tapia, tal Egipto, no deje de preocuparme que haya aficionados a grandes fosas funerarias. La descomunal que quieren abrir en Salave sería, supongo, para enterrar la memoria de todo un pueblo, aunque libren por incomparecencia sus imaginarios y poéticos alacranes.
Ya se canta desde el negro Guillén: "¿Quién es?...El alacrán y el ciempiés... ¡Cierra la muralla!"