sábado, 1 de marzo de 2014

Ucrania, oreja cortada y wáter de oro


Las masas han derrocado a Yanukovich, que se negaba al acercamiento europeo y reprimió hasta la muerte a los manifestantes. Cuando las puertas del Palacio presidencial se abrieron, el pueblo no encontró al inquilino ni tampoco el wáter de oro que la leyenda le atribuía, aunque sí, en el garaje, la colección de coches de lujo de sus hijos.

En Kiev lucharon por la idea de Europa, pero no la de unos oligarcas, evasores fiscales con intereses corruptos en la City londinense ni la de la extrema derecha filofascista, cuyos partidos fraternos de la U.E., de Le Pen y Compañía son precisamente euroescépticos. La Europa de las ansias ciudadanas en la plaza Maidan es la de las libertades que nosotros, en España, estuvimos añorando durante el largo franquismo (*). Esa y no otra, la utopía, que aglutina a los sueños europeos y a la que seguimos aspirando frente a los sucedáneos y paliativos del dominio del Becerro de Oro del texto bíblico.

Sería bueno no confundirse pues hace años conocí, aquí, en el Parlamento, a Timoshenko, con su blonda trenza característica que soltaba exóticamente hasta el suelo; desde entonces, tengo la intuición de que no es la líder que Ucrania necesitaba, o, al menos, no era el único dirigente que podía protagonizar las nobles reivindicaciones de un pueblo honesto, democrático e infatigable, que sufre corrupción generalizada. Sigo en las mismas. Timoshenko ha resistido con indudable coraje en la cárcel y en el hospital la deriva enloquecida del régimen pero algo, será ese mi viejo olfato político y moralista, opinión que compartí con mi sabio compañero Raimon Obiols, la distancia de un reconocimiento carismático total.

Ni me convenció cuando la vi ni ahora en su libertad, que siempre hemos exigido.

En cualquier caso, las expectativas ucranianas con Europa son muy intensas y deberíamos cuidar mucho de no defraudarlas desde la Unión Europea.


(*)Por cierto, otra de las muchas similitudes que encuentro con el franquismo es el sanguinario episodio de la oreja cortada a un dirigente pro europeo. En la primera impresión de "Diario de una Bandera", lo que desapareció en las ediciones que siguieron a 1939, el Comandante Franco ensalza al soldado a su mando que corta la oreja de un prisionero moro, acto atroz que, pasando por la Mafia siciliana y los narcos mexicanos, se ha repetido en Kiev.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Cómo se está poniendo lo de Ucrania?
Ya te leí el sábado en La Nueva España.

Anónimo dijo...

Muy justas tus palabras sobre Ucrania.Joe