Acerca de D.Domingo Benavides
Hace apenas unos días, asistí,en la ovetense Casa del Pueblo, a la presentación que el clérigo gallego,Anxo Ferreiro Currás,hacia de su importante libro "Consejos de Guerra contra el Clero vasco(1936/1944)", con intervenciones de mis caros Wenceslao, Eusebio y Félix.Capté, como una punzada, la referencia que el autor hizo de Don Domingo Benavides, al que acababa de visitar.Yo dije para mí, que también debía cumplir con semejante obligación hacia el amigo que ya estaba despidiéndose. Ahora, la tristeza por su efectiva desaparición, que leo en La Nueva España por la necrológica que firma D.Javier Gómez Cuesta, se me superpone al remordimiento de no haberme decidido.Es lo mismo que sentí, cuando Doña Emilia, la viuda de Salvador de Madariaga, me pidió, en su día,desde Lokarno, que fuese a verla "pues ya queda poco" y cuando me decidía resultó tarde.
A don Domingo lo tratábamos mucho Juan Álvarez,mi gran confidente,y yo, mucho antes de nuestra común aventura municipalista. Nos solíamos ver en los años sesenta y setenta en el Bar Sevilla, que en Cimadevilla, guardaba las esencias cafeteriles y la práctica benéfica ausencia de público frisando la medianoche.Otro noctambulo,asiduo,nos sobrecogía:Don Saturnino Escobedo,admirable y desbordante republicano,que fue el abogado que más defensas asumió ante el Tribunal Popular de Gijón en plena guerra, donde,por cierto, apenas hubo ejecuciones en práctica y concepto de la justicia que tanto contrasta con lo que habría de suceder luego.
Otro tipo de contraste,a tan distinto nivel,entre Escobedo, todo grandilocuencia en grito, remedo de sus tiempos de "los piquituertos", como se llamó a una escisión local del Partido radicalsocialista de Albornoz y Alas, y Benavides,silente y respetuoso, era proverbial.
Don Domingo, recoleto,incluso para sus compañeros sacerdotes,luego Beneficiario y Canónico del Cabildo Catedral,como si sus aspiraciones y dignidades no fueran con él,nos daba cuenta de sus investigaciones sobre el admirable Deán Don Maximiliano Arboleya y un catolicismo social que era en la práctica su constante tema conversacional. De esas fechas releo ahora alguna de sus entrañables dedicatorias, pues bien acogimos sus esperados y sucesivos libros.Creo que Don Domingo no dejaba de sorprenderse de que le siguiéramos tan cerca,Juan y yo, que considerábamos,quizá ingenuamente, habíamos superado aquellos sus planteamientos, aunque algo se le escuchaba también en los círculos democristianos,vacilantes y discretos.
Se ha muerto un investigador y la pena mayor sería que sus muchos saberes sobre el catolicismo que hizo frente al abrumador "nacionalcatolicismo" carecieran de la debida continuidad.Sin embargo, que un clérigo gallego viniese a verle momentos antes de morirse y la necrológica de Gómez Cuesta dejan la puerta abierta a la esperanza.
2 comentarios:
Era muy conservadorón pero,en efecto,muy buena gente.Tuve ocasión de conocerlo mucho en Caritas y demás responsabilidades diocesanas.JAA
Sería una biblioteca entrar en detalles. Pero algunos nombres son balizas de nuestro andar, el mío, cojitranco. Benavides pisa escrupulosamente seguro con su formación universitaria y dialéctica gramatical contundente. Su pastoral de orientación en centros de espiritualidad y docencia, sus estudios y acción social en medios de comunicación, libros e instituciones son paradigmáticos en la vida religiosa y cultural de Asturias. Son nombres significativos, pero escasísimos: Cáritas, Sindicatos y Arboleya...L.L
Publicar un comentario