El rincón del nuevo ministro en Oviedo
El actual titular de Educación es descendiente del ovetense Froilán Méndez-Vigo, homenajeado con una placa en Cimadevilla por luchar contra Napoleón en 1808
28.06.2015 | 04:59
Sobre estas líneas, una pareja sentada en la esquina donde se sitúa la placa conmemorativa (en la imagen de la derecha).JULIÁN RUS
Miguel L. SERRANO El nuevo ministro de Educación, Cultura y Deporte, Íñigo Méndez de Vigo, tiene desde hace exactamente 107 años un rincón con su apellido en Oviedo. Está en la calle Cimadevilla, esquina con Altamirano, y es una lápida de metal rectangular que fue colocada allí para homenajear a los ovetenses que se levantaron en 1808 contra Napoleón. Entre las doce inscripciones hay una, la séptima, que lleva los apellidos Méndez-Vigo, sin el "de" que tiene el del ministro, y que se refiere a Froilán Méndez-Vigo, uno de los ovetenses que se alzaron contra los franceses el nueve de mayo de 1808, el día que llegaron por correo a la ciudad las noticias del alzamiento, siete días antes (el dos de mayo), del pueblo madrileño contra las tropas francesas, el episodio que marcó el inicio de la Guerra de la Independencia Española.
La placa, situada hoy al lado del cartel de una cervecería, fue colocada el nueve de mayo de 1908 para conmemorar el primer centenario del alzamiento de los máximos dirigentes sociales ovetenses contra Napoleón. En un principio fue de piedra, y así continuó durante las siguientes décadas hasta que se decidió, por su avanzado deterioro, hacerla de metal para su mejor conservación.
El nuevo ministro de Educación, Cultura y Deporte, que sustituye a José Ignacio Wert al frente de una de las carteras más polémicas del gobierno de Rajoy, nació hace 59 años en Tetuán (Marruecos) y vivió durante buena parte de su vida en Madrid. Su vinculación con Asturias y Oviedo le viene por parte de padre. Una rama de su familia, la que desciende del citado Froilán Méndez-Vigo, vive en Oviedo y en las Cuencas y ha estado vinculada con la minería y también con la familia de los arquitectos Somolinos, que son los autores de proyectos importantes en la región como el de la Sindical.
La placa, firmada por el Ayuntamiento de Oviedo y reseñada en el libro "Nombres y cosas de las calles de Oviedo", de José Ramón Tolívar Faes, tiene el siguiente lema: "9 de mayo de 1808. En este sitio rechazó el pueblo ovetense las órdenes del extranjero e inició el alzamiento de Asturias para defender la independencia española. Gloria y gratitud a Llano-Ponte, Busto, Peñalva, Reconco, Correa, Méndez-Vigo, Argüelles, Escosura, Jove, Joaquina G. Bobela, María G. Andallón y más patriotas. En el I Centenario". A lo largo de todos estos años, se han celebrado actos junto conmemorativos junto a ella.
Por ejemplo, uno en 1958, aprovechando el 150 aniversario del alzamiento contra los franceses. Entonces, era alcalde de Oviedo Valentín Masip Acevedo, padre del también exalcalde Antonio Masip (PSOE), que conoce de cerca al nuevo ministro, con quien entabló relación al coincidir en las instituciones europeas. "Es una persona muy cordial y muy sabia. Un lujo para este PP en descomposición", asegura Masip, que afirma que ha hablado con él varias veces de la placa que tiene en Oviedo en homenaje a sus antepasados. De hecho, el actual titular de Educación tenía prevista una visita a la ciudad para el próximo mes de septiembre, cita que ahora está en el aire por sus nuevas responsabilidades.
"Es un tipo profundo y serio, un parlamentario fenomenal, versátil, que habla cuatro idiomas y muy sólido", cuenta Masip, que señala que Íñigo Méndez de Vigo estaba llamado a ser el líder del centro-derecha europea, pero que entre José María Aznar y Jaime Mayor Oreja "le cortaron las alas".
Méndez de Vigo, hijo de un militar y una condesa y nieto de la baronesa de Claret, afianzó su linaje aristocrático al casarse con María Pérez de Herrasti y Urquijo, hija del conde de Padul. Ocupaba hasta la fecha la Secretaría de Estado para la Unión Europea, adonde llegó de la mano de su amigo y titular de la cartera de Asuntos Exteriores y de Cooperación, José Manuel García Margallo, con quien había coincidido en Bruselas durante la etapa de ambos como eurodiputados, un periodo que en el caso de Méndez de Vigo se prolongó durante 17 años. Como eurodiputado, tuvo un papel destacado en la redacción de la nonata Constitución europea, cuyo contenido se trasladaría después a lo que hoy se conoce como el Tratado de Lisboa.