PACO MORI, AUSENTE
Francisco Alonso Mori, que se acaba de ir, fue personaje fabuloso. Dentro de mí, largas temporadas sin verle, como inexorablemente ahora, flotaba, tal los grandes personajes frontera de realidad y ficción que, en efecto, carecen de sombra. Lo que Cortázar resaltaba de los enormísimos cronopios.
Vivía encima de mis abuelos en el tercero de Fruela, 9, entre Casa Dubosh y el Banco Herrero, hoy con puerta cegada por el discutible tratamiento de interiores en la expansión burocrática del propio Banco. En la misma escalera de mármol ya me había visto inolvidablemente con J.R.Tolivar Faes, que visitaba todas las tardes a Don Carlos Canella, enclaustrado permanente del segundo A. Allí se velaban las fichas que Canella Muñiz llamaba"Panteón de asturianos ilustres", hogaño en la Biblioteca del Fontán, dentro del legado Alas/Canella/Tolivar.
Recuerdo el preciso momento en que me topé con Paco. Salía del ascensor y me fui a estrellar contra la puerta enrejada pues el que iba a ser mi dilecto amigo había abierto sin que el artilugio hubiese bajado lo habitual. Me agarró antes de caer:
-¡Vas matate, rapacín!
Luego, afable como fue siempre, me invitó a "tomar algo"(quizá "BOY", la naranjada de bolitas grumosas que hacían en Anís La Praviana). Fuimos a Alvabusto, donde estuvo Logos. La cosa era evitar El Buen Gusto, enfrente nuestro, pues tenía tertulia mi abuelo, tachada ancestralmente por la pro teutona REGIÓN de "anglófila", aunque el verdadero pro británico era Paco. De aquella me contó su apasionante participación en una manifestación pacifista londinense, convocada por Bertrand Russell, donde un diputado laborista(¿Aneurin Bevan?), brillante pese a su tartamudez, reclamó libertad para España. La conversación resultó fascinante y deslumbradora. ¡Tanto que podría, 60 años después, reproducir incisos y gestos de Paco!
Chez José Luis Prado en la calle El Peso me hice con unas tazas de Alvabusto, que guardo como reliquias asociadas a Paco y al Sanedrín de Alarcos que allí tertuleaba.
Luego, volví a ver, ya seguro de mi convicción ideológica, a Paco como profesor de mi padre y a dos de sus colaboradores, Alfonso y Enrique, que nos dieron las primeras clases a mi hermano y a mí. Y además de introductor pionero de la lengua de Shakespeare, lo tuve como comprometido consecuente con la lucha democrática, la cultura, el medio ambiente, el asturianismo...Lo que Don José Maldonado llamaba siempre: "¡las buenas causas!". El somedano José Alba, profesor de Economía Aplicada, calificaba a Paco, en estas mismas páginas, de "muy de su tierra y a la vez internacional".
Luego, volví a ver, ya seguro de mi convicción ideológica, a Paco como profesor de mi padre y a dos de sus colaboradores, Alfonso y Enrique, que nos dieron las primeras clases a mi hermano y a mí. Y además de introductor pionero de la lengua de Shakespeare, lo tuve como comprometido consecuente con la lucha democrática, la cultura, el medio ambiente, el asturianismo...Lo que Don José Maldonado llamaba siempre: "¡las buenas causas!". El somedano José Alba, profesor de Economía Aplicada, calificaba a Paco, en estas mismas páginas, de "muy de su tierra y a la vez internacional".
En Rialto/"los puritanos", hice buenas migas con él y los Buylla, Emilio Vigil, Tito Miaja, Joaquín González("Radio Turyc"), los Luque y varios más que da Evaristo Arce en "Don Plácido", Juan Cueto en "El libro de Oviedo" y yo mismo en "La sirenita y otros coletazos"...El 1 de Enero de 1986, mientras Don Luis Sela izaba la bandera de Europa, y otros arraigados ovetenses el resto de las comunitarias en cada balcón municipal, Paco y el jugador oviedista Tompson colocaban al alimón la de UK.
Mientras yo viva, Paco seguirá flotando dentro de mí.
Mientras yo viva, Paco seguirá flotando dentro de mí.
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Nota.-En "Bomberos después de Heráclito"(18/4/2016)omití por error la encomiable labor de la concejala Begoña Pérez.