Dado que estaba seriamente herido, los republicanos se dispusieron a intervenir al teniente de complemento Valentín Masip en el hospital cartaginés de campaña. Mientras le subían en camilla hacia el quirófano observó en el rellano de la escalera un dibujo gigante de Gepetto con la leyenda "El Generalísimo". Mi padre nos insistía que en medio del dolor físico y del dramático fracaso del desembarco, no pudo menos de sonreír por el alto sentido del humor de la imagen en semejante tiempo y lugar.
Gepetto es el anciano carpintero del cuento de Carlo Collodi. No tiene hijos y por eso hace uno de madera al que llama Pinocho; esa misma noche un hada da vida a la marioneta que al mentir le crece la nariz.
Ahora hay quien ensalza a un Gepetto del siglo XXI, recomponedor de piezas hasta convertir objetos en seres prácticamente autosuficientes y casi animados.
En la versión moderna Geppetto se encuentra un árbol encantado, que talla y ama como si fuera un hijo. Después de un grave accidente con una ballena, Pinocho se sacrifica para salvar la vida de su propio padre. Al llegar a la orilla del mar Geppetto ve que su hijo ha muerto. Entonces llega el Hada azul y por los valores de Pinocho (Desinteresado, valiente y honesto), lo convierte en niño de verdad.
Mi padre solo conoció la versión original pero la moderna también le habría enternecido.
La ballena fue su monstruoso Castillo de Olitte hace 77 años; también contó con una orilla y un hada en forma de sanitarios de la milicia republicana, ya prácticamente derrotada.