jueves, 23 de febrero de 2017
La ruptura con abismales diferencias salariales fundamental para salir de la atonía económica
LIMITACIÓN SALARIAL DE ALTOS CARGOS
Búscame en Londres//Dentro de un mes,allí verás mi estado
John Donne/Traducción J.B. Álvarez Buylla/Saltadera.
Un controvertido líder británico se ha introducido en la polémica salarial que, en nuestro país, está centrada en la pauperización y bajura generalizada, incluido la pérdida de capacidad adquisitiva de las jubilaciones, contra lo que legítimamente se rebelan los sindicatos. (')
Es, en primer término, la diabólica y escandalosa desproporción entre salarios de la misma empresa. El colega inglés, y antes algo dijeron incluso los asesores del conservador Cameron, exige que la horquilla no supere veinte veces entre cualquier directivo y el salario más bajo. No sería esta vez brindis al sol, pues su incumplimiento conllevaría la imposibilidad de contratar con la Administración.
El debate no es nuevo. Platón ya mentaba que nadie ganase más de seis veces lo que otro y Felix, un buen amigo, me advierte que la limitación de veinte veces ya la buscaba el banquero JP Morgan en 1923. Hay quien ha propuesto que el alza de los salarios sea objeto prioritario en los necesarios pactos de Estado.
Por mi parte, conocí, en San Miguel de Allende, Guanajuato/México, a Onofre García Tirador, anarcosindicalista felguerino, oriundo de Ribadesella, que había sido Consejero de Trabajo en el Consejo Interprovincial de Asturias y León, anglófilo, pretendiente acérrimo de semejante conceptual medida. Onofre reducía la desproporción que ahora se admite en Europa; controversia, por lo demás, relacionada hogaño con la llamada globalización.
Sabida es la antigua voluntad de anarquistas y poumistas de lo que se conoce "como revolución dentro de la revolución" que desencadenó sangrante enfrentamiento en las fuerzas republicanas ensimismadas, uno de los motivos de la derrota del Frente Popular, a la que se refirieron en el Club de Prensa los profesores Martín Ramos, Erice y Montes, en un acto de la "Asociación Lázaro Cárdenas". A Aquilino Moral,cenetista y poumista, al que conocí, le aludieron varias veces en el reciente homenaje a García Rúa del antiguo Jovellanos de Gijón.
Por mi parte hice eco en alguna publicación sobre la guerra en Asturias del decreto del Consejo Interprovincial (Soberano, entre 23/8/1937 y 20/10/1937) en que se intentaba la limitación de diferencias.
Imprescindible, en cualquier caso, para otear el contexto los fascículos editados por La Nueva España bajo la serie La Guerra Civil en Asturias, dirigida por J.Rodriguez Muñoz.
Lo de García Tirador es simple anécdota de un personaje singular. En su día accedí a leer sus decretos, refrendados por Belarmino Tomás, que conservaban dos grandísimas personalidades que tuve el honor de tratar, el catedrático europeista Sela Sampil, en su casa de Salinas, y el entrañable bibliotecario Lorenzo R. Castellanos, en el llamado "Infierno" de la esfumada biblioteca de Porlier. También creo que estaban entre las reproducciones o apuntes mecanografiados de Santiago Blanco, secretario del Presidente del Consejo, que me facilitó Rafael Fernández, y en el encomiable esfuerzo de J.A. Mases para Editorial Ayalga.
En San Miguel, un pueblo hermoso, con fachadas y proporciones casi de ensueño, almorcé con Onofre, en ambiente apenas propicio para rememorar su intervención legislativa y reglamentaria. Aquel viaje fue muy importante para mí pero no saqué el suficiente partido en mis esquemáticos conocimientos.
Veremos en qué termina el debate de la pirámide salarial que tiene raíces en el laborismo clásico británico, sobre cuyos orígenes peroraba Federico Engels, y que hogaño da temerarios tumbos entre el llamado brexit, la cerrazón anti inmigratoria y el susodicho imán de la globalización.
(')Esos sindicatos, y no menos las fuerzas democráticas astures, deberían fijarse, a mi modo de ver, en la salvajada que sufren ¡los 55 de Trubia!
martes, 21 de febrero de 2017
80 años del asesinato del Rector Leopoldo Alas Argüelles
Rector Alas, un canto a la libertad
El Alcalde reivindica los cambios del callejero franquista en el homenaje a Alas Argüelles en el 80.º aniversario de su fusilamiento
Chus Neira 21.02.2017
María García interpreta el "Gaudeamus Igitur"; al fondo, desde la izquierda, Tolivar Alas, Santiago Granda, Wenceslao López, Marcos Vallaure y Cristina Valdés. LUISMA MURIAS
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El homenaje al Rector Leopoldo Alas Argüelles en el 80.º aniversario de su fusilamiento, en el mismo lugar en que fue asesinado el 20 de febrero de 1937, se convirtió ayer en un canto a la libertad, la paz, la razón, la inteligencia y el espíritu libre universitario.
El Ayuntamiento descubría en la antigua cárcel, hoy Archivo Histórico Provincial, un monolito dedicado a su memoria y la de "todos los que, como él, perdieron la vida en defensa de sus ideas". El homenaje, partiendo de lo municipal, se extendió al ámbito universitario, con la presencia de la directora general de Universidades, Cristina Valdés; el Rector, Santiago García Granda; y el exrector Alberto Marcos Vallaure, encargado de glosar la figura del Rector Alas.
Al otro lado del monolito, los concejales Ana Taboada y Roberto Sánchez Ramos completaban la representación municipal que encabezó el Alcalde, Wenceslao López, y a la que se sumaron los concejales del grupo socialista y una pequeña representación de dos concejales del PP.
Su presencia no debió de resultar del todo cómoda cuando el Alcalde de Oviedo aprovechó el final de su intervención para vincular el fusilamiento del Rector Alas con los cambios en el callejero franquista. López habló de "combatir el olvido", y explicó que a los asesinos de Alas el Ayuntamiento "les ha retirado el honor, no llamándoles asesinos o indeseables, sino quitando sus nombres de las calles de Oviedo, entre ellos al Coronel Aranda, máximo responsable de este asesinato". Y no evitó lamentar que por estas decisiones "algunos ovetenses nos plantean demandas". Visiblemente emocionado, finalizó su intervención clamando, contra la "ignominia", un "¡viva la libertad!".
Si Wenceslao López no evitó subir el tono, el resto de los participantes en el homenaje optó por una cadencia sosegada, de concordia y de exaltación de la talla humana y académica de Leopoldo Alas Argüelles. Especialmente emocionado y conciliador estuvo el nieto del rector fusilado, el catedrático Leopoldo Tolivar Alas. Detalló que el homenaje, lejos de ser "excluyente", se extendía a todos los que como su abuelo habían "defendido la libertad, la democracia o el laicismo", y defendió el carácter de "reencuentro", de "futuro en paz" del homenaje.
Cristina Valdés puso el énfasis en la vinculación del lugar del fusilamiento, hoy Archivo Histórico, como lugar "de la memoria histórica", y reclamó que el monolito descubierto ayer sea "huella y marca intangible" para el reconocimiento de los que, como Alas, lucharon por la libertad.
El actual Rector, Santiago García Granda, y el exrector Alberto Marcos Vallaure glosaron la figura de Leopoldo Alas Argüelles. El primero tiró de otro rector, Unamuno, citó el "venceréis pero no convenceréis", defendió la necesidad de preservar la Universidad, como lo habría hecho Alas, como "templo de la inteligencia" y aplaudió el desagravio a Leopoldo Alas Argüelles, "que toda la sociedad debe observar y reconocer". Marcos Vallaure habló del "universitario ejemplar muerto en el ejercicio de su cargo", de su talla académica, su compromiso, la "parodia de juicio" y los falsos cargos. También, del progresivo desagravio que las instituciones van ejerciendo sobre su figura.
Las notas del cello de María García, interpretando "Canción sin palabras" de Mendelssohn y el "Gaudeamus Igitur" universitario, pusieron la despedida. Entre el público, destacados socialistas como Antonio Masip, y los diputados regionales de Podemos Emilio León y Daniel Ripa.
sábado, 18 de febrero de 2017
Don José Maldonado
Somos y seremos gente catalana // tanto si se quiere como si no // que no hay tierra más ufana // bajo la capa del sol.
Estrofa central de la sardana la Santa Espina.
Fue muy emotivo el homenaje en el cementerio parroquial de La Espina a don José Maldonado, al que no podía faltar. El acto al que convocaba el Ateneo Republicano, que preside Alejandro Villa, venía precedido por la estúpida prohibición de una placa, que, creo, genera un comprensible sentimiento de dolor e intolerancia. Don José era precisamente todo lo contrario, probablemente la mejor personificación que tuvimos en Asturias de la tolerancia. Ya fue un hecho sin el menor sentido su expulsión del cementerio de Oviedo, coincidiendo con que Sevilla reclamaba los restos de don Diego Martínez Barrio, su predecesor en la línea de la presidencia republicana en el exilio y en su común confesionalidad masónica. Maldonado tiene, y pudo disfrutar en vida, una calle para lo que cuidamos especialmente no sustituir ningún nombre anterior, con una unanimidad que él, y yo mismo, agradecimos al PP-PDP de Luis Riera, Antonio Landeta, Jesús Zarracina...
Bien recuerdo que con Avelino Martínez, compañero en tantas fatigas, procedí como Alcalde a tomar a hombros el féretro y depositarlo en su tumba de El Salvador. Gracias a la bonhomía del doctor Rico, su pariente, que le cuidó de forma admirable en su hora postrera, se recuperaron esos restos, tan vesánicamente desalojados aprovechando la privatización de los muertos ovetenses. Don José siempre manifestó su deseo de enterrarse en Tineo, en donde no quería encontrarse en vida con alguien que había hecho daño gratuito a los suyos, razón por la que hube de sustituirle en el trámite de venta de algunas propiedades recuperadas, pero sí estaba dispuesto a descansar tras el óbito. Manolo Díaz Ron, que fue vicealcalde de París y confidente muy próximo a Maldonado, en nombre del que compré el piso que usarían don José y doña Rosalía, su esposa, insistía mucho en el cumplimiento de esa última voluntad tinetense.
En medio de una terca lluvia, cuyo barro paralizaba mis zapatos, Alejandro, Manuel De la Cera, una sobrina nieta, músicos y las entrañables palabras enviadas por Leopoldo Tolivar, el acto revistió, insisto, grandísima emoción. Para mí que debería repetirse con el traslado a Tineo o, en su caso, a Oviedo. Es solo una opinión de quién fue amigo y abogado, que quiere mantener lealtad al honor de su confianza.
jueves, 16 de febrero de 2017
MACRON
Emmanuel Macron (Amiens, 1977) reúne tantas razones para ser presidente como para no serlo. Demasiado joven (39 años). Carece de un partido político. Y ha construido una candidatura volátil en cuestión de meses. Pero todos estos obstáculos convencionales no han disuadido una insólita conjunción astral a su favor. Y no solo por su carisma y por su perfil “no político”, además porque la coyuntura catastrofista de sus adversarios le ha despejado el camino hacia el Elíseo como si estuviera predestinado desde la cuna a la sucesión de François Hollande.
No iba a faltar en el psicodrama de la política francesa un crimen lacaniano y edípico. Macron fue el ministro de Finanzas hasta el último verano, promovió la polémica reforma laboral desde presupuestos bastante liberales y abjuró del cargo para centrarse en sus propias ambiciones. Muy pequeñas al principio, en la incredulidad y condescendencia generales. Muy grandes ahora, toda vez que sus rivales en el maratón elíseo se han convertido en rehenes de sus propias candidaturas. Benoît Hamon está demasiado a la izquierda. Marine Le Pen está demasiado a la derecha. Y François Fillon parece carbonizado en los escándalos de nepotismo que aireó Le Canard Enchaîné.
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Quién mejor para aprovechar el hueco vacante que un candidato prêt-à-porter, un presidente listo para llevar, a quien no preocupa la ambigüedad ideológica desde que trasladó a sus compatriotas el pasado mes de agosto aquello que ya sabían o habían asumido: “Lo confieso, no soy socialista”.
Le valdría no cometer errores. Consolidar su don para saber estar dentro desde fuera y fuera desde dentro
¿Qué es entonces? Las dudas se derivan de una premeditada habilidad en especular como un hechicero con la manija del centro. Un caladero que retrata el conservadurismo antropológico de los franceses y que el nuevo golden boy pretende dilatar hasta la victoria. Las encuestas le conceden la medalla de plata en la primera vuelta, por debajo del Frente Nacional, pero el trauma político derivado de la victoria parcial de Le Pen tendría que rectificarse en la segunda vuelta.
Macron asumiría como combustible propio la responsabilidad republicana del electorado. Entre otras razones, porque sus connotaciones populistas —el mesianismo, la promesa de reformar el país de arriba abajo, la telegenia, la filantropía— no tienen que ver con los bajos instintos lepenistas —o trumpistas— ni contradicen su pertenencia a la esencia misma del establishment.
Macron, en efecto, proviene de la Escuela Nacional de Administración (ENA). Tres siglas que identifican la mayor casta político-financiera de Francia y que le pusieron en órbita para trabajar en la banca Rothschild. Es la razón por la que su candidatura se percibe con atención y entusiasmo en el sistema. Y el motivo por el que Macron ha considerado necesario enfatizar su conciencia social. Hasta el extremo de que sus discursos incorporan el epílogo de la solidarité a los principios de la liberté, égalité, fraternité.
Cree en la UE y en la cesión de soberanía tanto como rechaza cualquier intromisión de la religión
Encarna Macron el neorrepublicanismo. No incurriendo en la exaltación patriótica ni en el nacionalismo, sino reivindicando el laicismo y el europeísmo. Cree en la UE y en la cesión de soberanía tanto como rechaza cualquier intromisión del fenómeno religioso en la vida pública. Incluido el uso del burkini en las playas y piscinas comunes.
Le viene de antiguo a Macron el recelo. No por el islam, sino por el escándalo doméstico que le supuso enamorarse de su profesora de lengua. Le sacaba ella 24 años y se consideró un vínculo intolerable en el colegio jesuita donde trascendieron los amoríos. La relación cuestionaba las propias leyes —15 años tenía Macron—, pero la pareja tuvo ocasión de reconstruirse con el tiempo. De hecho, Brigitte Trogneux, la maestra, es la actual mujer del favorito al Elíseo. Se divorció para formalizar la relación (2007). Y Macron asumió como propia la herencia de tres hijos y hasta de siete nietos.
Esta filosofía de clan o de modern family conviene a la imagen progre de Macron. Y supone una novedad en la trastienda sentimental del Elíseo. Mitterrand tenía una familia paralela en la clandestinidad. Chirac se rodeaba de favoritas. Sarkozy y Hollande abjuraron de sus parejas en beneficio de esposas más jóvenes (Carla Bruni, Julie Gayet) y relacionadas con el mundo de la cultura y de la farándula.
Tampoco es habitual en Francia que la vida sexual de un candidato se convierta en arma electoral, pero Macron ha tenido que desmentir esta misma semana que mantenga, como se rumoreaba, una relación con el jefe de Radio France, Mathieu Gallet.
Se juega en todas las categorías la batalla presidencial. Por eso madame Trogneux, consciente de su influencia de gran matriarca, concedió hace unos días al semanario Paris Match uno de esos reportajes almibarados que exhuman los detalles del álbum familiar.
A Macron le valdría con no cometer errores. Consolidar la habilidad de estar fuera desde dentro y estar dentro desde fuera. Superministro de un Gobierno socialista sin ser socialista. Producto genuino del sistema sin parecerlo. Significarse como una “novedad” inmaculada en los tiempos de la política líquida. Y suscitar un estado de excitación providencial no a partir de un partido convencional, sino de un movimiento cuyo nombre, En Marcha, define conceptualmente el macronismo cinético. Se mueve Macron y piensa seguir haciéndolo hasta las elecciones del 23 de abril, del mismo modo que seguirá perseverando en el ardid de enseñar y esconder a la vez su programa político. Ni de izquierdas, ni de derechas. Con todos y para todos.
Hay que remontarse a Silvio Berlusconi para encontrar un fenómeno de semejante fugacidad y ambiciones. Il Cavaliere construyó Forza Italia en cinco meses, pero Macron no ha dispuesto de una plataforma televisiva a su servicio. Otra cuestión es que el desprestigio de la política francesa y el despecho iconoclasta del electorado permita evocar aquella escena de Tiempos modernos en la que Chaplin recoge del suelo una baliza roja que se ha desprendido de un camión cuyo remolque transporta una cristalera. Lo agita Charlot para llamar la atención del conductor. Y nada más hacerlo se convierte en el líder involuntario de una enorme manifestación. No basta con pretender ser presidente, sino encontrar el momento para lograrlo.
lunes, 13 de febrero de 2017
Sosa Wagner y Mercedes Fuertes en lne
Catedráticos de Derecho Administrativo
¿Qué hace Asturias junto al País Vasco y Cataluña?
Francisco Sosa Wagner Y Mercedes Fuertes
¿Qué hace Asturias junto al País Vasco y Cataluña?
La Junta General del Principado de Asturias ha renunciado a enviar al Senado propuesta alguna de candidatos para renovar el Tribunal Constitucional. Tal actitud es idéntica a la defendida por las asambleas legislativas del País Vasco y Cataluña, que han querido mostrar con ello su desapego a uno de los soportes del edificio constitucional que nos ampara. ¿Qué pinta el órgano legislativo asturiano junto a los de las dos comunidades autónomas que están dominadas por fuerzas políticas que tienen ambición de acabar separándose de España?
Sabe el lector que la renovación de los magistrados que integran el Tribunal Constitucional se realiza de manera periódica por tercios y que las propuestas han de proceder de las Cámaras -cada una de ellas designa a cuatro magistrados-, del Gobierno y del Consejo General del Poder Judicial, que promueven respectivamente a dos magistrados. También habrá podido conocer el ciudadano informado que en estos momentos se está procediendo a la renovación del Tribunal por parte del Senado. A tal efecto, hace unas semanas, su presidente fijó el día 10 de febrero como el plazo final para que las asambleas legislativas autonómicas remitieran los nombres de sus candidatos.
Esta participación regional es fruto de una reforma impulsada hace casi diez años (en mayo de 2007) para fortalecer la impronta de la representación territorial. No estaba en la configuración original del Tribunal Constitucional, pero su razonabilidad fue avalada por el propio Tribunal en dos sentencias que tienen como referencia los números 49 y 101 de 2008. El objetivo de esa alteración legislativa fue intentar anudar mejor los vínculos entre las asambleas regionales y el Senado. A nuestro juicio, se concretaba así una buena idea porque esta presencia regional enriquecería las propuestas con las que habrían de trabajar los grupos parlamentarios en el Senado.
¿Qué ha pasado en la realidad? Pues que a pesar de que el Senado es la Cámara de representación territorial (art. 69.1 CE), el día a día nos demuestra cómo sigue respondiendo y actuando según los dictados de las cúpulas de los partidos políticos en lugar de reflejar y armonizar los matices propios de los intereses regionales. Y todo ello a pesar de que, recordemos, la elección de los senadores se realiza en listas totalmente abiertas, ya que los electores tenemos la posibilidad de optar por cualquiera de los candidatos de cualquier partido. Recapacitar sobre esta realidad debería hacer meditar, y acaso ruborizar, a quienes todavía consideran que las listas abiertas favorecen una mejor representación ciudadana.
En resumen, dos circunstancias han conseguido estrellar y pulverizar tal reforma. Por un lado, la férrea "cupulocracia" que padecemos, pues las cúpulas de los partidos mayoritarios han promovido a los mismos candidatos en muchas asambleas regionales, pervirtiendo, además del sistema democrático, el debate regional. Por otro lado, la indiferencia de algunas asambleas regionales que se desentienden de formular propuestas, desentendiéndose así de su obligación de colaborar en el mantenimiento de los equilibrios propios de un Estado ampliamente descentralizado como es el español. Éste ha sido el caso de la asturiana.
¿Cómo es posible que la Junta General del Principado de Asturias no haya enviado ninguna propuesta al Senado? ¿Es que los diputados asturianos padecen el mismo desapego hacia las instituciones españolas que algunos diputados vascos y catalanes? ¿Desconocen los diputados que hay destacados juristas asturianos que están capacitados para desempeñar las funciones de la alta magistratura constitucional? ¿Ignoran los diputados lo que sabemos quienes no vivimos en Asturias? Porque, sonroja tener que recordarlo, hay profesores de la Facultad de Derecho de Oviedo cuyas obras son seguidas con interés por quienes somos especialistas. De igual forma, existen magistrados en los tribunales asturianos que gozan de amplia reputación en el mundo judicial y también abogados en ejercicio cuyos recursos y escritos están inspirados por la mejor técnica. Es más, para colmo, existe una Real Academia Asturiana de Jurisprudencia. ¿Por qué han despreciado los diputados presentes en la Junta General del Principado esta realidad tan brillante y que tanto les debería enorgullecer?
La verdad es que nos resulta difícil a los profesores seguir explicando el sistema constitucional español cuando unos diputados regionales se permiten desatender de manera tan clamorosa sus funciones.
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domingo, 12 de febrero de 2017
Palabras deLeopoldo Tolivar leídas en La Espina
Señores representantes de los concejos de Salas y Tineo,
Señor Presidente del Ateneo Republicano
Conciudadanos reunidos para honrar la memoria de don José Maldonado González
Quiero manifestar, a la vez, el honor que me produce poder trasladaros unas palabras en este acto tan emotivo para todos y, a la vez, excusarme por no haber podido conciliar mi presencia aquí con una obligación anteriormente contraída e ineludible.
Homenajear a quien, en una dilatada y difícil trayectoria de servicio a las instituciones y al país, llegó a encarnar la legalidad republicana en el exilio, es un deber que a todos quienes nos consideramos demócratas debiera incumbirnos. No solo a los republicanos. Porque como todos sabemos y los más cercanos afirmamos con orgullo, el Presidente Maldonado es el paradigma de la dignidad, de la honradez, de la coherencia, del sacrificio y del compromiso con la cosa pública por encima de cualquier interés privado.
Recuerdo con verdadera emoción, de los días en que me encontraba terminando la carrera de Derecho, dos hechos, muy cercanos en el tiempo , que de alguna forma me reflejaron el rostro de mi abuelo Leopoldo, al que no pude conocer, legalmente asesinado hace exactamente ochenta años. Uno fue el saludar a Juan Antonio Cabezas, tras una conferencia que pronunció en Langreo. Cabezas, biógrafo pionero de Clarín, fue, muy posiblemente, la última persona con la que habló en la calle el rector Alas antes de la, por ellos presentida, traición del coronel Aranda. El otro hecho imborrable que me sumió en el pasado familiar fue el aviso, gozoso, de mi madre de que el Presidente Maldonado iba a pasar ese mismo día por nuestra casa. Y así fue. Con la caballerosidad de la que hizo gala toda su vida, don José quiso, apenas pisado Oviedo, saludar a quien, para él, era aún la huérfana de su amigo Leopoldo; de su correligionario y cofundador en Asturias del Partido Radical Socialista y luego de Izquierda Republicana. Todavía, en diciembre de 1981, en la excepcional entrevista a Manuel Vicent en EL PAÍS, Maldonado, refiriéndose al hijo de Clarín “asesinado aquí durante la guerra civil”, dirá de él que había sido el “mentor y director espiritual de los jóvenes de entonces”. Y recordaba con pesar cómo “al producirse la desbandada, le invité a zarpar con nosotros”. Y añadía, en dicho reportaje, que le contestó: “Tengo que quedarme en Oviedo, pase lo que pase, aunque solo sea para calmar con mi autoridad moral a esos bárbaros”, lo que, penosamente, no sucedió.
Tras aquella primera visita que, pese a la afabilidad y el cariño de don José me disparó el pulso, vinieron otros encuentros y rara era la semana en que mi madre no nos comentaba que, a la salida del Instituto, se había encontrado -así lo decía- “con el Presidente de la República”. La muerte de su esposa y cuatro años más tarde, la suya, nos llenó de dolor y aún recuerdo a las contadas personas que acompañamos su entierro en el cementerio nuevo de El Salvador. Tampoco olvido las infructuosas protestas, a las que me sumé, lógicamente, cuando de forma insensible, ignorante y despiadada se permitió la exhumación de sus restos que hoy descansan en este cementerio de La Espina. En los confines del concejo de mi infancia y mirando hacia el de Tineo, que le vio nacer y del que fue alcalde.
Este topónimo de La Espina, no deja de recordarme al del camposanto soriano de El Espino, donde otro gran republicano, don Antonio Machado, lloraba a Leonor. No es mal lugar, ciertamente, este puerto y esta altura por encima de las bajezas de algunos irresponsables capitalinos.
De niño, jugando en la plaza de la iglesia de Salas, creía poco menos que en La Espina se acababa el mundo. Desde luego, el mío conocido. Ahora pienso que aquí reposa el principio de una ilusión; la suma plena de los valores republicanos que debieran identificarnos.
Gracias, termino, por poderme dirigir, aunque sea por escrito, a todos vosotros, con quienes, a buen seguro, comparto la convicción de que, mientras la memoria de don José Maldonado siga viva, la República sigue viviendo en nosotros.
Muchas gracias.
Leopoldo Tolivar Alas
Fenomenal art. de Paco Garcia sobre Todorov, tal como lo vimos entonces
Quien nos envenenó fue Juan Cueto Alas. El dónde, el bar de la Facultad de Filosofía y Letras de Oviedo. El cuándo, el primer lustro de los 70 del XX. El cómo, su charla arrolladora. El porqué, su afán proselitista para unir a los más jóvenes a la nueva causa. El qué, el estructuralismo. Nosotros, los de entonces, llegábamos a la Universidad desde institutos o colegios donde lo más avanzado de lo más avanzado que se nos enseñaba en literatura lo considerábamos polilla rancia: Galdós con reparos, algo de la Generación del 27, con más reparos aún. Lo más avanzado de lo más avanzado sobre crítica literaria en que nos instruía la escuela era el modo de definir el estilo de un escritor, de cualquier escritor: "Sobrio, sencillo y elegante". Todos los escritores poseían un estilo sobrio, sencillo y elegante. Todos salvo uno. En cierta ocasión, mi profesor de bachiller me propinó un inapelable cero tras llamarme a la tarima y pedirme que definiera el estilo de Luis de Góngora. No dudé: "Sobrio, sencillo y elegante". Me miró compasivo: "Muchachito, sólo hay un escritor cuyo estilo ni es sobrio, ni es sencillo, ni es elegante. Y ese es Góngora". Tal era el habitual bagaje literario y crítico de quienes habíamos nacido a comienzos de los 50 del XX. Y en eso llegó Juan Cueto Alas. Y nos envenenó.
No nos envenenó causándonos daño moral, como dice la RAE. Nos envenenó dulcemente con las nuevas y sacras palabras: estructura, semiología, grado cero, escritura, signo, mitologías, el sistema de la moda (o sea, Roland Barthes). Con tristes trópicos y el pensamiento salvaje (o sea, Lévi-Strauss). Con la arqueología del saber y el orden del discurso (o sea, Foucault). Con instrucciones para leer "El Capital" (o sea, Althusser). Con los ensayos de Michel Butor, Bataille o las "Figures" de Genette, con la revista "Tel Quel", ay, con la revista "Tel Quel", la maoísta iglesia aquella? Y como un autor tiraba del siguiente, dimos con un búlgaro de 1939, nacionalizado francés, Tzvetan Todorov, quien hasta nos explicaba en un libro qué era el estructuralismo. No entendíamos mucho (yo al menos), pero poníamos muy buena voluntad para hacernos con aquel instrumental de crítica literaria que equivaldría hoy a dotar a un radiólogo, constreñido a detectar tumores solo a ojo clínico, con el último grito en máquinas de tomografías computarizadas. Y como unos cuantos estudiantes de Letras andábamos a vueltas con alumbrar aquella revista de literatura que fue "Juan Canas", el veneno de Cueto Alas nos venía de perlas. Así que no había otra que marcharse a París.
Ir ahora a París es coser y cantar, un pasatiempo de fin de semana. Ir a París en los 70 del XX era viajar a otra dimensión, no a otro país. "He visto cosas que no creeríais", anunciábamos a la vuelta a los amigos, muertos de envidia, anticipándonos a "Blade runner". La librería "La Joie de Lire", la gigantesca del Boulevard Montparnasse, el Boul'Mich' o el de Saint-Germain-des-Prés, restaurantes universitarios infectos, a Bresson rodando "Le diable probablement", las mesas de "La closerie des lilas", la terraza del "Flore" (donde el precio de dos copas de "beaujolais" nos dejaron ese día ayunos de comida y cena a José Antonio Doval y a un servidor), de "La coupole", de "Aux deux magots", los cines y cines y cines?, nosotros, que veníamos de la caspa y el eructo celiano. Una mañana, telefoneamos a la embajada de Cuba y la telefonista nos pasó con "el camarada Alejo Carpentier" que nos citó y recibió para una entrevista al día siguiente. ¡Estábamos tocando el cielo! Así que me envalentoné y propuse la locura de intentar charlar con Barthes, también para "Juan Canas". Dicho y hecho. Introduje el "jeton" correspondiente en un teléfono de un bar, marqué el número de "Tel Quel", me contestó una voz masculina, le pregunté por el gran maestro, me respondió que no estaba, no sé cómo me atreví a sondearle sobre la posibilidad de que un par de estudiantes españoles visitásemos la revista, me dijo que no había el menor problema, insistí en que si en media hora estaría bien, me confirmó que sin inconveniente, que él nos recibiría. "¿Y usted es?", concluí. "Soy Tzvetan Todorov". Creo que el teléfono, si no lo han quitado, seguirá rebotando contra la pared, pues me cayó de las manos. Y era Todorov, como comprobamos treinta minutos después. Acababa de hablar con Todorov, quien unos treinta años después sería premio "Príncipe de Asturias" de Ciencias Sociales y un dios ya entonces para nosotros. El pasado martes falleció en París, a los 77 años.
¿A cuento de qué vienen ahora estas líneas cuando con Todorov habló quien quiso cuando estuvo en Asturias? A que hubo un tiempo en que había maestros y lo que decían se meditaba, se rumiaba y discutía, y tenerlos cerca era el paraíso. Un tiempo en que se leían libros de literatura y de crítica literaria, créanme, se lo juro. Un tiempo en que fascinaban el pensamiento, la erudición, la búsqueda, el riesgo intelectual. Un tiempo en que tres tardes eran pocas para concluir una polémica sobre "Literatura y significación". Un tiempo en que Todorov era Todorov y no un lujo cultural para los neutrales que ni olieron sus obras ni las olerán jamás por mucho cóctel que hayan compartido con él en los salones del Reconquista. No todo tiempo pasado fue mejor, qué va: todo tiempo pasado fue pasado y diferente, y además éramos jóvenes. Pero mientras el ladrón de turno sale por la tele con la sonrisa de que le quiten lo bailao, mientras la tonta de turno expele las tonterías de turno en máxima audiencia, mientras el adanista de turno analfabeto cree inventar a golpe de ocurrencias el mundo, no viene mal recordar que hubo lo que hubo antes de que haya esto que hay.
Estuve en el cementerio de La Espina en el homenaje a don José Maldonado
Maldonado recibe su homenaje en el cementerio pese a las objeciones eclesiásticasLos organizadores colocaron la placa conmemorativa al lado de la tumba del último presidente de la República0
ORIOL LÓPEZ
REDACCIÓN La Voz de Asturias
El que fuera el último presidente de la II República en el exilio, el tinetense José Maldonado, ha recibido, finalmente, el homenaje que el Ateneo Republicano quería brindarle en el cementerio de La Espina, en Salas. A pesar de los inconvenientes de la Iglesia a la colocación de una placa que homenajea la figura del político en el citado camposanto donde yace, el acto ha seguido adelante y no se han producido incidencias de ningún tipo. «El acto transcurrió con normalidad. Como saben que somos pacíficos solo había una pareja de la Guardia Civil en el exterior. No hay ninguna cuestión reseñable más», explica Miguel Ángel Fernández, vicepresidente del Ateneo Republicano. Tampoco hubo presencia eclesiástica aunque en un primer momento se «podía prever» la presencia del párroco local como «medida disuasoria». La única salvedad, ya prevista, fue la no instalación de la conmemoración, de la que sí se realizó la «presentación». «Colocamos la placa al lado de la tumba de Maldonado -señala Fernández-, al que se le ofreció un ramo de flores con la bandera tricolor». También asegura que, por el momento, no ha habido noticias del arzobispado en la últimas horas.A este acto le seguirían una serie de intervenciones de diferentes personalidades, que homenajearon la figura de Maldonado. Entre ellas se encontraba una familiar del expresidente, su sobrina-nieta Conchita F. Maldonado; el doctor en Ciencias Políticas y Sociología, Pedro García Bilbao; el presidente del Ateneo Republicano de Asturias, Alejandro Villa Allande; el presidente de la Fundación José Barreiro, Manuel de la Cera; y, en representación de la Asturias Laica, Luis Fernández.El homenaje se completó con un escrito de Leopoldo Tolivar Alas, catedrático de Derecho Administrativo en la Universidad de Oviedo y bisnieto del escritor Clarín, en el que rememoraba los tiempos en los que su familia y la de Maldonado eran amigos y militaban en el mismo partido. Recordaba también su infancia, cuando su madre le hablaba de Maldonado y la anécdota de cuando regresó a casa diciendo que «se había encontrado en Oviedo al presidente de la República», al regreso del exilio del político asturiano. «Había una relación fraternal entre ellos», explica el vicepresidente del Ateneo Republicano. Otro detalle que mencionó el bisnieto de Clarín fue uno de los últimos encuentros entre su abuelo, Leopoldo Alas II, y Maldonado en el que este último le recomendó que se fuera al exilio durante la Guerra Civil pero que recibió una negativa como respuesta. «Voy a quedarme aquí, a ver si soy capaz de que entren en razón esta pandilla de bárbaros», fueron las palabras de Leopoldo Alas II, quien sería fusilado poco después por los franquistas en la Cárcel Modelo de Oviedo, en 1937.
sábado, 11 de febrero de 2017
De guerrilleros a grafiteras
Recuerdo la noche lugana de la aparición del heroico Asturias-Diario. El nuevo medio daba una noticia que otros desvalorizaban: la condena a tres mozalbetes que habían violentado un vehículo de Gustavo Bueno y asaltado por dos veces una tienda asturianista en la que un valiente fotógrafo de La Nueva España les esperó con un priolet. Era una banda llamada"guerrilleros de Cristo Rey" que se daba el alivio dominical de amenazarme por teléfono llegando a explotar una bomba en el utilitario que yo usaba.
Pese a don Jaime Barrio, caballero de la Justicia, fallecido luego en el Tribunal Supremo, las autorías directas contra mí, convicciones morales aparte, nunca se probaron. No obstante, entre las solidaridades recibidas la muy significativa de Ricardo Vázquez Prada, de extrema derecha declarada pero, curado de violencias bélicas, quiso contribuir a encarar aquellos mozalbetes, "primos de primos tuyos". Algo dije en un libro del catedrático José Girón. Nada de general trascendencia al lado de tantos padecimientos, v.g., del País Vasco en el no lejano antaño, o los de Alsásua hogaño, pero siempre despreciables en la violenta raíz. Ricardo, Tomasín, forofo oviedista, era contrario incluso a la más leve hinchada ultrasur, que no impedía la gota de tinta ""¡Arderán los postes!".
Pasaron años aunque yo no olvide.
Ha poco, sin embargo, recibí gratuitas amenazas telefónicas e intolerables pintadas de dos muchachitas cuyos nombres doy con clave literaria en "Prodigios del Eo", un librín que solo difundo en entorno familiar, en el depósito legal, en las bibliotecas de la comarca Navia/Eo y en formato digital:"testigos de la afición a pintarrajear de Luchy, no la Tantamount en Contrapunto de Huxley ni de Agatha Cristie en El tren de las 4,50 ni en Prestleay sino otra apellidada Balaustrada, y/o Covi, no la Covichi de García Pavón, sino Balaustrada Camino, hermana de Luchy. Mis apasionadas grafiteras una vez claman que me vaya y, otras, no sé si en palmaria contradicción, firman que aprenda para el futuro de su supuesta experiencia eota que a mí me faltaría"...
La amenaza vino de Las Regueras, junto a otra casa familiar de las gamberras. Su soez parlamento nada que ver con la chispeante imaginación del grafitero que en el referéndum de la OTAN escribió en el Fontán:"LA MAMÁ DE MASIP, VOTA SÍ"
Concurre, sino el recóndito parentesco colateral de los deleznables guerrilleros, amistad indudable dos generaciones arriba, que por su reiteración propició en mí la idea platoniana del "eterno retorno".
Las gamberras, incapaces de reflexionar sobre la falta urbanística propia, como el ruso del Naranco, ni de aprender del ejemplar humanismo de su abuelo, se empeñan en molestar a los míos.
Pero me confundo, ya Borges sostenía lo quebradizo de ese cajón de sastre del eterno retorno. Además mi confianza en el Estado de Derecho, la magistratura y las fuerzas de seguridad es total para que las primeras fechorías impunes se corten antes de que lleguen a mayores, como luego sucedería con aquellos pintorescos guerrilleros, uno de los cuales ejerce, ¡a saber cómo!, el Derecho sin el arrepentimiento público y la indemnización debidos. También nos pasó en la Casa del Pueblo ovetense, primero los caimanes pintaron, luego otro distinto ejecutó el incendio.
Al fin y al cabo, el checo Milan Kundera, seguidor de la lectura de Nietzche del eterno retorno, tendría para las hermanas Balaustrada la tricotomía de la frivolidad, la levedad y la pesadez
martes, 7 de febrero de 2017
Polémica sobre el origen de Oviedo en lne/Oviedo
¡Viva la polémica sobre el origen de Oviedo!
Sobre el estudio que retrasa la fundación de la ciudad al siglo XII
Antonio Masip
Viva la polémica sobre el origen de Oviedo
LA NUEVA ESPAÑA, fiel a saludable provocación periodística, ha dado luz a la polémica, introducida ahora por los relevantes arqueólogos César García de Castro y Sergio Ríos, sobre el origen de la ciudad de Oviedo que retrasarían hasta el siglo XII poniendo en solfa la teoría de un Oviedo romano y aún el de los reyes caudillos.
Es un estudio encomiable, salido de firmas de prestigio pero uno más de los tantos debatidos, v.g. hace ocho años, aquí mismo, sobre la romanización de Oviedo en la que, antes, jamás había creído don Juan Uría.
Ya hubo antaño otras aceradas discusiones, por ejemplo, la protagonizada por Vicente J. González ("Pese a quien pese, hay un Oviedo anterior al VIII" LNE 3 / 1 / 1999), cuya tesis doctoral, publicada por el Ayuntamiento que yo presidía, a instancias del entrañable concejal Rodrigo Grossi, tristemente desaparecido luego, no se distribuyó en 1984 por presión universitaria, un tanto desmedida.
Era entonces el resurgir de las tertulias, que conocí, en torno a los clarisos y otras de Casa Noriega, Alvabusto y Rialto, con los inolvidables Uría Ríu, Manolo Cueto, Antón Rubín, Pepe Fernández Buelta, Domínguez, C. M. De Luis, Avello, Santos, Tolivar, Meana, Sousa, Piedrinas o Pajares mientras se ponía todos los mediodías y las tardes patas para arriba cualquier dato nuevo. Hacía tiempo que echaba de menos aquel espíritu introspectivo que, de alguna manera, resucitaron los estudiosos citados y las respuestas de Rogelio Estrada, Pilar García Cuetos -que nos ha recordado al llorado Ruiz de la Peña- Lorenzo Arias, María Josefa Sanz...
Como quiera que se ha fotografiado la placa que en el arco de San Vicente firmamos los llamados "Alcaldes de los Oviedos del mundo", procede alguna leve puntualización. La primera que ese texto del San Mateo de 1985 fue escrito por Joaquín Manzanares, a cuya memoria le tengo devoción por su entusiasmo investigador de conservador autodidacta. También que en ese tiempo se producía especial agresión con la enloquecida pretensión de variar hacia Uvieu, variante langreana contemporánea, el antiguo, histórico y querido nombre de la ciudad. Ni entonces, ni cuando mi padre organizó el Simposio del XII Centenario, el Ayuntamiento dejó de desconocer el carácter de invento del 761 como fecha convencional, pues ya se reconoce en el mismo retocado y discutido documento de los monjes benitos que se trataba de veinte años antes. El 761 para la fundación tiene el mismo carácter que la supuesta colocación en el atrio de Wittenberg por Lutero de sus famosas 95 tesis. Acabo de escuchar, en el Seminario Metropolitano y en la librería San Pablo, a los doctos Novalín y a Fernández Conde que jamás el famoso agustino hizo tal colocación, pero que logra dar lugar al actual quinto centenario una fecha fundacional, que asume el Papa Bergoglio.
Que siga corriendo el balón ...¡por la banda azul! Y siga la discusión a la mañana siguiente de si hubo penalti, gol fantasma o fuera de juego, en la primitiva colina de Oveto... ¡Qué ya han desaparecido Casa Noriega, la peluquería Calzón, la habitación de don Carlos Canella y hasta es reliquia la celda de Feijoo!
En cualquier caso, el año 761 será todo lo convencional que se quiera, pero está lleno de magia y de contribución a conformar una de las mejores ciudades de la Historia de toda la Humanidad.
sábado, 4 de febrero de 2017
Gabardina/Trinchera
Gabardina / trinchera
La relación entre la prenda para la lluvia y las intenciones de quien la porta
Antonio Masip 04.02.2017 | 04:29
Gabardina / trinchera
Mi gabardina / -camino, río, converso, / disfruto de las cosas aparentes- / no me lleva por dentro.
Los gestos de la tarde
Pedro de Silva
"El gorrión se extingue". David Álvarez, LNE/26/1/2017, peroración también sobre luciérnagas y serpientes.
La acepción de trinchera para gabardina está en desuso, cuando el origen de la prenda es de la I Guerra Mundial.
Mi abuela materna, aficionada a entrometerse, pedía a las jóvenes de su servicio que recelaran de los hombres que en las verbenas les solicitaran baile vestidos de trinchera, pues, a saber por qué, sospechaba de sus supuestas intenciones lascivas. En Tuilla, Langreo, las mujeres de mis antepasados, la familia Meana, cuando bajaban a Sama, eran conocidas por sus pañoletas como "las bellas tapadas", lo que mucho recuerda las actuales costumbres mahometanas, que antes fueron judeocristianas, machistas e inquisitoriales.
-El que baila con trinchera busca otra cosa que bailar...
Insistía en sus rígidos códigos con miedos al pecado de quien tuviera posibles para una trinchera.
La gabardina surgió, sin embargo, para vestir masivamente a los ejércitos aliados al final de la Gran Guerra. En aquellos frentes nos introdujeron literariamente como insólitos corresponsales Pérez de Ayala y Carmen de Burgos, pariente de Lucía Naveros ("Carmela ya no vive aquí"). El look fue proyectado por el cine y el cómic hasta dar con la acrisolada imagen, en giro copernicano de traslación, de detectives, espías y Humphrey Bogart, entre otros.
La trinchera abandonó pronto la representación de soldadesca empobrecida y pasada por agua y lodos, yéndose luego a los niveles económicos que temía mi abuela de acosadores que jamás se comprometerían seriamente con sus domésticas.
A contrario sensu, el poema que más me gustó en su día de Pedro de Silva era a su gabardina y, por esas casualidades astrales de las palabras rimadas, mejor ritmadas, también me sucede con la poesía que Fernando Beltrán dedica a la gabardina de su padre, plena de descubrimientos y nostalgia de su Lloviedo. Por cierto, qué magnífico discurso del poeta y nombrador ovetense / moscón, animador del Aula de las Metáforas, con motivo del premio de los escritores asturianos instituido por la asociación de ellos mismos.
El tiempo de la trinchera, o gabardina, es en extremo cambiante con la crisis climática, que pone histérica la contaminación, la gripe, la era Trump y hasta enloquecería a mi abuela y sus erráticos consejos.
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