Al ser lector compulsivo en papel, aprecio muy alto, ¡irredenta
decadencia!, el pregón de Conchita Cervantes Quirós para este San Mateo. Además
del canto a la lectura y a la carismática figura de don Alfredo, su padre, y de
sus colaboradores (¡Ángel González, Taibo, Lombardero!...), Conchita invocó a políticos
presentes, que no éramos tantos, la nostalgia del tranvía. ¡Claro que sí! No
solo los munícipes sino demasiados ciudadanos vetustenses del medio siglo
olvidado habían asumido el slogan, entre grandonismo y cursilería, “CIUDAD
MODERNA Y MONUMENTAL. ATENCIÓN A LAS SEÑALES DE TRÁFICO”. La gran librera
rememoró un Oviedo, inimaginable ya,
sin semáforos y con guardias de casco blanco y tranvías.
Por mi parte, recuerdo bien la mañana dominical que Oviedo
amaneció con verticales franjas pintadas de amarillo para la educación del
peatón al paso por los cruces con multas a los infractores de la enormidad de
una peseta, semejante en aquellos entonces a no lucir corbata en la calle
Uría. Amenazas económicas que no debieron, casposos bandos de alcaldía aparte,
materializarse nunca. En otra emoción contagiosa, la pregonera se preguntaba si
alguien recordaba el kiosko de Gene en la Escandalera, trasplantado luego al
Escorialín, donde mi padre me había suscrito a MARCA que llegaba con fecha de
retraso pero colmaba apasionada lectura deportiva, en cuya remota dieta estaban
todavía “la lucha libre” y su palmario “tongo”, el siniestro boxeo, el tramposo estilo español de jabalina,
los toros, el patriótico desplante a Melbourne y un amañado enjambre de “critériums ciclistas internacionales”.
Gene era pariente de Vicente Herranz, luego compañero de tantas fatigas,
ovetenses y societarias.
Los tranvías eran también gualdos sin llegar al colorido que
el novelista Julio Manegat, por los taxis, calificaba de “ciudad amarilla” a
Barcelona, antes de Eduardo Mendoza o Ruiz Zafón.
La recuperación del tranvía tuvo hasta ahora suerte desigual.
En Parla, tan cervantina, fue un fracaso gestor; en Valladolid sigue pendiente;
en San Roque, evocado por la emblemática alcaldesa andaluza de París, de la que
me trajo noticia Begoña Pérez para confirmar definitivamente que no éramos
parientes…
El exceso de señalizaciones condujo a lo que el inolvidable
Julio Gavito, anglófilo donde los hubiera, denunciaba:”o pasos de cebra o
semáforos, nunca ambos salvo llamadas de intermitencia en globos lumínicos ad hoc”.
En el comienzo de Fruela había una playa de vías desde la
que cansinamente, cuando tiraba de jardinera, el tranvía llegaba a la Plaza
consistorial, todavía no llamada así. El sonajero del tranvía borraba el silente
reloj de la Joyería Solís, hoy fachada de incierta rehabilitación.
El autobús de Traval, sin duda contaminante, aunque entonces
apenas se valorase, lo cambió todo radicalmente. El novelista Manolo Arce me preguntó,
extrañado, por un bus articulado que había sido pieza central de una buena
novela en un jurado del que había sido miembro. En efecto, ese avasallador gusano
gris resulta un exceso de nuestro paisaje urbano, no sé si prescindible.
Lejos quedan los tiempos de Conchita y míos en que eran
leyenda un fallecido por atropello en la calle Toreno o Garrafundia, parecido
en su tipismo topadizo al recién y tristemente desaparecido Manolín el Gitano, reclamaba
vinazo “Catedral de León” para sustituir el fluido eléctrico de la catenaria.
Antes de la guerra, Loredo Aparicio, ilustre abogado y político, también lector
compulsivo, aprovechaba para caminar entre las vías del tranvía leyendo libros;
don Alfredo Quirós lo habrá tenido entre su escogida clientela.
Si aprovecho el lapso tranviario no puedo por menos expiar
remordimiento cuando soy principal
responsable, de hipotecar las posibilidades de la Estación del llamado
Vascoasturiano sin que me salve la cualificada atenuante de los cuatro partidos
políticos municipales, unánimes en la Comisión de Seguimiento del Urbanismo.
Conchita pasó por la balconada municipal con un mensaje de espiral
mixtura entre Oviedo y la Cultura que bien merece relectura pasado San Mateo. Hay
evocaciones inmanentes...