Hay una manera de contribuir a la protección de
la humanidad, y es no resignarse. Sábato, E. Conferencia de Oviedo.
A Ernesto
Sábato lo conocí fugazmente viendo, en su casi ceguera, el escaparate de la
librería MARIBEL, en la arcada de Gil de Jaz, o Regente Jaz. Reconocí
enseguida sus grandes gafas oscuras y su valimiento de lazarillo. Las vitrinas
libreras ovetenses suelen ser imanes a escritores de paso por la ciudad; bien recuerdo
a Julián Ayesta y al recién fallecido Gabriel Jackson ante Polledo, a Dolores
Medio en Ojanguren, cerca de su casa natal, a Padura y Bousoño en Cervantes, a
Raymond Carr, Bioy Casares y Gamoneda, en Santa Teresa, a Manuel Jesús González,
Rafael Conte, ambos exquisitos bibliófilos tristemente desaparecidos, y a Benet
en Anticuaria Valdés…Luis Martín es librero ágil que expuso de forma destacada
EL TÚNEL, el gran pequeño relato del argentino que tanto impresiona. Debió ser el
capicúa 2002 cuando Juan Vázquez lo trajo al Paraninfo de la Universidad, donde
lo presentó Francisco García Pérez.
Hay, se
dice, siempre luz al final de los túneles, pero, al margen de los
personajes, la patología y la celotipia de la novela, el resplandor precisa
búsqueda, tesón y esperanza.
El 1 de Julio
de 1976, a una reunión madrileña de industriales patrios, llegó con leve
retraso Fernando Abril Martorell, que estaba al frente de una empresa pública,
disculpándose en giro conversacional con palabras mayores, “Ha dimitido Arias
Navarro. El rey es un inepto y este país se va a la mierda”. Al poco de su
escatológico laconismo pesimista, el mismo Abril era ministro de Agricultura,
más luego Vicepresidente del Gobierno y coautor del cauce definitivo para el
texto constitucional. Más o menos a la vez, a muchos kilómetros, en un autobús de
las afueras de Argel que me conduciría a una reunión convocada por Lelio Basso,
senador vitalicio italiano, para fundar una Liga tercermundista, se subió un
periodista alemán diciendo que el nuevo Presidente español era Un tal
Suárez, no el del relato ovetensista
de ese nombre sino Adolfo. A mi lado alguien adelantó de casualidad los
titulares de Ricardo de la Cierva para EL PAÍS y CUADERNOS PARA EL DIÁLOGO, “El
apagón” y ”Qué error, que inmenso error” que fue contradicho de forma tajante,
desde el asiento de atrás del bus argelino, por mi admirado Emilio Menéndez del
Valle:”pienso por el contrario que puede resultar la solución luminosa que
necesita el túnel de España”.
Han pasado
muchos años, Carlos Marx, del que tantos se acordaron para justificar terribles
dictaduras, tiene un famoso aforismo con el que comienza “El 18 de Brumario de
Luis Bonaparte”, “La historia ocurre dos veces: la primera como gran
tragedia y la segunda como miserable farsa”
Estos días,
con intervención glosadora del sabio Francisco Crabifosse, Gijón exhibe temporalmente
el gran retrato de Goya a Jovellanos, que, desde el meditativo cansancio, sugiere
profunda reflexión.
Mucho me recuerdan
estos momentos a los que en semejante túnel los españoles encontramos salida al
laberinto político y económico, con líderes generosos y clarividentes.”El
instante, más oscuro” es el título con que acaba de difundirse una gran
película centrada en Churchill-1940 mientras Hitler asediaba.
El Túnel de
Sábato y, en general, su obra y actividad últimas son muy recomendables, la
transición española, en distinto plano, aún más si cabe, como han evocado Miguel
Ángel Aguilar en TRIBUNA/El Club de Prensa y Fernando Jáuregui en el Colegio de
Abogados.
5 comentarios:
Oh gran Masip, el de prodigiosa memoria, el que, como diría Homero refiriéndose a Zeus, amontona las nubes, pero luego sutilmente las disuelve,
E
TIENES UNA MEMORIA FENOMENAL
Enhorabuena y un gran abrazo en este post trauma electoral recién vivido
M.
MANUEL JESÚS GONZÁLEZ GONZÁLEZ
Casualmente estoy leyendo a Sábato.C
Javier CERCAS me llevó una tarde a CERVANTES
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