viernes, 27 de marzo de 2020

MI PÁGINA EN EL LIBRO QUE SE ENTREGA EN BRUSELAS ESTE MEDIODÍA A ENRIQUE BARÓN


KIKE BARÓN CUMPLE SUS 75

En la pandilla de Salinas, a la que muchos años antes había pertenecido un tal Gómez de la Serna, muy aficionado a los juegos de fonemas, había un Enrique, cuya grafía familiar me intrigaba, y sobre la que él mismo dudaba:¿Kike?¿Quique?¿Kique?¿Quike? De la misma en los cromos futbuleros apareció Quique, guardameta del Valencia F.C., que zanjó momentáneamente la hamletiana cuestión, más banal si cabe que la famosa del Príncipe de Dinamarca.

Pasaron los años y me encontré por fin con otro Quique, apellidado Barón. Fue en un pueblecito del Alto Nalón, Barredos, al que llamaban PEQUEÑA RUSIA. El nuevo Quique, con una sonrisa abierta y acogedora, lideraba un pacto, o alianza, sindical entre USO y UGT con una hoja volandera semanal que los anfitriones de mi nuevo amigo difundían en la barriada. Era un tipo muy seguro de sí, que no practicaba, al menos ante mí, la jerga que nos imponíamos en la clandestinidad de jamás pronunciar nuestros nombres auténticos. Guardé siempre su imagen hasta que lo vi de nuevo en los estrados del Colegio de Abogados de Madrid interviniendo en nombre de los demócratas contra la directiva de un tal Del Valle Iturriaga, que considerábamos favorable a la Dictadura. Pasante que fui de Pepe Jiménez de Parga, entré muchas veces en las vistas laborales en la calle Martínez Campos y en las del TOP, de LAS SALESAS, para escuchar a Rato, Pariente, Núñez, Manola Carmena, García Varela, 
García Valdés, Manuel López, Amandino, Fernández Montes…¡y ENRIQUE BARÓN CRESPO!

Luego, en pura lógica, el ¡juicio de Burgos!, que coincidió con mi servicio militar y en el que no intervine sino como portavoz de los observadores extranjeros en el posterior llamado SEGUNDO JUICIO DE BURGOS, donde una vez más brilló un admirable abogado que no debería olvidarse JUAN MARÍA BANDRÉS MOLLET, que mucho nos enseñó a todos. Desde Burgos, y enseguida desde el famoso sumario 1.001, Quique adquirió imagen legendaria pero no pasé a seguirle cotidianamente hasta su Ministerio en 1982 y la PRESIDENCIA DEL EUROPARLAMENTO, donde proyectó una imagen políglota, de un socialdemócrata que se convirtió en auténtico orgullo para España.

Su bonhomía me quedó probada cuando una lamentable auditora madrileña se permitió proferirme una amenaza intolerable a mi función de diputado. Simultáneamente he constatado su amor a la música y a la pintura que junto a la impecable escritura de tantos textos, incluida una buena novela de ambiente medieval, le convierten en un completo renacentista de nuestro tiempo.

Han pasado años, pero cuando cumple 75 es hora de que sepa cómo llamarle sin duda gráfica.

4 comentarios:

Anónimo dijo...


👏👏👏👏 O

Anónimo dijo...

Bien merecida y personal felicitación M

Anónimo dijo...

Kike merece homenaje.Aa

Anónimo dijo...

Bien Antonio por ti y tu reconocimiento a Enrique,Mas vale modesto homenaje en vida que grande al fallecido. Espero que sigáis bien tu y Eloina y demás familia. Un abrazo f