viernes, 14 de agosto de 2020
EXPOSICIÓN 25 AÑOS DE GRANDE COVIÁN EN PLAZA DEL PESCADO
viernes, 7 de agosto de 2020
ALCOA
¿HAY ALUMINIO EN EUROPA?
Un gran poeta
que conocí añoraba su “arboleda perdida”; la mía, francisca, sigue ahí, pese a
la amenaza de restaurante, frente a mí, pero la que tuve, nostalgia e
intermitencia estival, entre Salinas y San Juan, se destruyó en hormigón, el
primer tramo que lamenta Santiago Blanco en EL INMENSO PLACER DE MATAR A UN
GENDARME y el segundo en quema por partículas de aluminio de la antigua ENASA,
según me dijeron, pues solo constaté resultado sobre lecho de duna, a la que la
fuerza del recuerdo me impide ahora volver de vieyu.
El aluminio
debió ser así injustamente depredador y soy, humano, Fernando Díaz Platja dixit,
de naturaleza vengativa que no
quita reconocer la dieta de progreso que nos hemos dado. Ocurre, sin embargo,
que el aluminio cotiza a la baja en la londinense bolsa de metales y que está,
desde ha mucho, en lacerante crisis laboral en Galicia y Asturias, mejor
escribir Suroeste de Europa.
Los trabajadores se mueven y bien se aprecia, aunque mucho me intranquilizan sus
perspectivas de futuro. Hay quien con la mejor buena fe me menta la sacrosanta
globalización, sin convencerme en absoluto. Admito a efectos dialécticos que
hay una desmedida oferta mundial, los datos son indiscutibles, pero, en mi
caso, será porque no terminé carrera de economista o porque, antes de la
pandemia, que trato de evitar, inoculé el virus europeísta, creo a pies juntillas
que si Europa necesita aluminio debería satisfacerse en preferencia con el
propio. En absoluto sería negarse a que desembarquen envíos foráneos, siempre a
partir del excedente del autoconsumo; también sé que en Noruega los salarios
alumínicos son más altos y que la cantinela de los costes electrointensivos,
frente al dumping allende de las fronteras de la UE, ya se barajaba en mi
tiempo bruselense y no deberían ser anticompetitivos a estas alturas de la
película. Sería, en cualquier caso, bueno dilucidar el hipotético fraude ya en
vía criminal y los demás posibles delitos e irregularidades conexos.
Sé, en definitiva
que hay aluminio, tradición, incluso historia de luces y brumas, por lo que ha
de contar entre los proyectos imprescindibles de la reconstrucción económica
europea, evitando la deslocalización de un mineral de tanto valor añadido del
que dependen cientos de familias. Sin embargo, algo debe fallar, ¿será que en
Oviedo/Santiago, Madrid, Brubru…se ha
dejado escapar el empresariado de calidad que veía, o eso parecía, el nicho con
las correcciones actualizadas de la un tanto obsoleta mano invisible?
miércoles, 5 de agosto de 2020
PAU SOLANILLA Y LA REPÚBLICA DE LA REPUTACIÓN
LA REPÚBLICA DE LA REPUTACIÓN
“Buenos gestores hay muchos, pero líderes inspiradores más
bien pocos”
Conocí a Pau
Solamilla en los pasillos bruselenses, siguiendo, o mejor cerrando, el paso carismático
de otro catalán de primera, Raimon Obiols, lo que no es poco en esta época de
tontuna e insolidaridades nacionaliegas.
Ahora me topo en el escaparate de mi librería de cabecera con su libro LA REPÚBLICA
DE LA REPUTACIÓN, que ayuda a despejar el complejo momento que nos toca vivir,
“no apto para cardiacos”, como decían los futboleros en los partidos decisivos.
La REPUTACIÓN… Palabra mayor en la que
estamos inmersos a contrapié en todos los niveles, con luz comunitaria por
suerte al final del túnel, que no es de Sábato ni de Solanilla, sino del mayor
reto de cohesión económica desde el esplendoroso acceso español de 1986.
Hubo un
tiempo en que la tal reputación venía
en puro automatismo, con el poder que caía de lo más alto o, muy luego, subía en
la espuma plebiscitaria o popular, sin discusiones dispersoras; ahora la cosa
es más compleja y se precisan expertos del talante aportador de Pau. Mucho me
prestan también las opiniones de técnicos próximos de la calidad de Pedro
Cervilla y Pablo López Álvarez sobre la senda comunitaria a seguir.
La reputación patria, plagada, ¡perdón!, de
políticos de segunda fila, bastante resentida con los incontrolados rebrotes
virales y los devaneos del antiguo ostentador de la más alta magistratura
nacional, no es tema menor para estabilidad y futuro, por lo que la
contribución de Pau Solanilla es muy bienvenida.