Imagen: El Comercio
El futbol, deporte rey, granó con
primer punterazo a meta vacía en Río Tinto. En Vetusta había
sido cosa krausista con el Sporting de Oviedo y sus gentlemen posando en calzón
corto, cuclillas, atildados mostachos, pasivos brazos cruzados... La segunda
edición de La Regenta corrige errata empleando sport, generalista
anglicismo. El balompié destinado pronto a masas, que tardaron en asimilar
reglas difíciles de arbitrar, alcanzó cénit en frase legionaria,” ¡A mí
Sabino, que los arrollo!
En Asturias, el Sabino por
excelencia, pertenecía a exquisitez de la milicia, LA INTERVENCIÓN, que
disgustaba a José Larraz, el mejor ministro del régimen, partidario hasta el
harakiri de la CAJA ÚNICA DEL ESTADO. Luego, el general carbayón pasó a CASA
REAL. No era silente en absoluto pero se fue sin estampar Memorias, “lo
que interesa no debo escribirlo…”. Es uno de los ovetenses más preclaros
que me fue dado conocer, incluso diría de todos los tiempos, en cuya ancha
nómina figuran, entre otros, Feijoo, Casal, Uría, Ayala, Canella, los Alas,
los Adolfos clarinianos, Luis Fernández, los tres Buylla
Godino, Velasquita Giráldez, Paco Tuero, Jove, Puri Tomás,
Bousoño, Sara Suárez, Paulino Vicente, Silvio Itálico, Valero de Urría,
Alonso Quintanilla, Alfredo Martínez y descendientes, Luisón San
Miguel, Juan CUETO, Teodomiro Menéndez, Ángel González, Ignacio Quintana,
Alarcos, Luis Arce, Dolores Medio, Tolivar, Gamoneda, Emilio Vigil, Miaja,
Benito, Víctor Botas…sean o no de mis amplias temporalidad o ideología. No le
hace justicia el busto de un buen artista, fuera de escala, esquina a Toreno,
donde vivió. Queda mejor perpetuado en CALLE FERNÁNDEZ CAMPO al norte de la
ciudad, en que conviven modernidades del riojano Sánchez del Río y otros
vanguardismos con elegancias del Medioevo.
Fui solo uno en oírle, entre muchos. Ha dejado familia,
ponderada y culta, pero no debo callar su desazón con cuestiones que le
costarían el puesto. No me refiero al cualificado testimonio del 23-F y el
famoso aforismo “ni está ni se le espera” contra íntimo compañero
del arma artillera; la Historia completará relato tal Javier Cercas, en otro
tercio del ruedo ibérico, ennobleciendo la Literatura.
Pocos escritores han decidido aún digerir acontecimientos sistematizando
periodismo, primer borrador de la Historia,
Preston dixit.
Sabino estaba muy preocupado por unos papeles regios,
escapados a estricto control, y que un embajador de España había visto circular
en Golfo Pérsico. La respuesta de Palacio le intranquilizaría
más,” Los llevó PRADO y COLÓN de CARVAJAL”. Probablemente
colmó la proverbial paciencia sabiniana que esos mismos días
le sugiriesen invitar a Javier de la Rosa en El BODEGÓN, restaurante entonces
de Plácido Arango, de lo que el ovetense dedujo que se le utilizaba ante otros
comensales.
Sé poco más, pero me consta que le preocupaban relaciones que
hoy alarman a todos y que la corrupción le producía “asco”; a veces
usaba el bien expresivo “asquito”, diminutivo a modo de despectivo
superlativo. No arrolló, su carácter y servicio al
Estado eran de otras coordenadas, ante las que me descubro.
Es punterazo al aire, pues la meta está guardada, o debería,
por la exitosa Constitución.
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