Son actualidad la vulneración de Derechos Humanos en Bielorrusia que duelen como la farsa electoral venezolana. Estoy comprometido con los Derechos Humanos, desde primeros pasos en Uruguay, Cuba, Marruecos, Chile, USA, RDA, Timor, Sahara… o este solar astur. También estuvieron, en mi modesta praxis, antiguas colonias que cayeron en Estados fallidos.
Me presta que mi antiguo Parlamento conceda el Premio Shajarov a la heroica oposición bielorrusa. En 2013, escribí desde el piso onceno del PE, a Aleksandr Lukashenko:
“Por la prestigiosa Amnistía Internacional constato la triste realidad que Bielorrusia es el único país europeo, que no de UE, en mantener en su legislación la pena de muerte. Como soy titular de la Comisión de Relaciones entre la UE y su país, y pese a que se trata de una Comisión inactiva, me da ocasión de protestar ante su Excelencia y comunicar al Presidente del Parlamento Europeo mi voluntad de cesar en esa representación. Es un mero gesto simbólico, pero oportunidad, Excelencia, para recabar la reflexión de su gobierno sobre la actitud antidemocrática que les caracteriza. La UE acaba de obtener el Premio Nobel de La Paz y mucho celebraría que, algún día, ustedes respetasen los Derechos Humanos, empezando por el derecho a la vida que ustedes niegan. Atentamente”
El dictador negocia pero sigo
detestándolo desde OVIEDO, donde recuperamos DERECHOS HUMANOS en su día
pisoteados.
Lacerantes ausencias en esos DERECHOS
HUMANOS sigue señalando AMNISTÍA ASTURIAS, fundada por Beristain,
Gayol, Cecilio Suárez, Teresa de S. Camarero, los Corrales, Marcelino Arbesú…,
que preside hogaño Ana Herrero y antes Ignacio Bernardo, con Gonzalo Olmos en
la Secretaría.
Bielorrusia es azote, represivo e
inhumano, a no olvidar ¡Gracias Amnistía!, ¡Gracias, EL CIERVO!,
¡Gracias Parlamento Europeo!
1 comentario:
La pena de muerte siempre me ha parecido una paradoja (ética,moral): matar a quien mata... Qué inmensa pena que sea preciso recordarlo una y otra vez. No sé si has leído Sapiens, el best seller de Harari. Somos depredadores implacables. Qué especie desventurada!I
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