LAS MANOPLAS DE BERNIE SANDERS

 

En Pajares/Brañilín había antaño, en el cambio de rasante de la carretera nacional, un establecimiento al que decían Manoplas no sé si por guantes esquiadores o las manazas del expendedor de bocatas reparadores. Delibes describía a su tío ratero con dedos iguales, como cortados a guillotina. Ahora, en USA y la red, las MANOPLAS se asocian a un peculiar político, Bernie Sanders, que tuvo la excentricidad de superar imagen socialdemócrata a la manera europea, que en esos lares equivale a peligroso liberal, o aún comunistoide. Bernie era también un personaje guionizado del gran William Faulkner, BIG SLEEP, más famoso por Bogart y Bacall. Polanski tiene también algún Bernie en sus películas, incluso un Macondo. Faulkner sobrevivía con textos cinematográficos de novela negra, que dejan migas de pulgarcito que seguimos medio siglo después, como cuando, v.g., introduce inopinadamente menciones a Marcel Proust que extrañarían a sus patronos hollywoodenses. La literatura es juego de dominó: de Proust a Faulkner y de este a su versión Albert Camus que ahora resurge en seis doble a soltar pronto para no perder. Faltaría Delibes en la ecuación, poco conocido en América, aunque a él sí le interesaba mucho USA.

La imagen de Sanders se ha hecho viral con manoplas en la toma de posesión, inauguration, de los que fueron sus rivales de primarias, Biden y Harris. Senador por un Estado de maravilloso paisaje que apenas conozco y suena a vermú, bebida social que, en Siero, llaman prubina.

Sanders podría ser de Faulkner o Camus y aún de Proust o Delibes de mayor interés si cabe que las elucubraciones entre wiskis del gran Bogart.

En el nevado Vermont esquían más que en nuestro Pajares, víctima del cambio climático. Sin embargo, para apurar la prubina, hay que quitar guantes/ manoplas y seguir a Biden/Harris contra intentonas golpistas de ambos lados del tenebroso Océano.