“Al permitir que el
inglés se convirtiera en lengua franca, la UE perdió el control de la narrativa”
MÜNCHAU, W. Cómo se nos escapó el relato.
El pasaporte es mal
endémico, utilizado, en pirueta oxímoron, contra pandemia. Nunca olvidaré a
Bertrand Russell quemando tarjeta identidad cuando su gobierno
la mantuvo tras la Guerra Mundial. Sir Russell quedaba lejos, salvo en la
biblioteca paterna, hasta que colaboré en sus Tribunales de Vietnam y
Latinoamérica, pero, como desde niño me inculcaron pasión viajera, el pasaporte
se hizo imprescindible. A menores resultaba más habitual en
el familiar de los padres; inválido en mi caso, que iba con la
única compañía de mi hermano. El pasaporte suponía reafirmación del que
carecían compañeros colegiales.
La obtención era en el
mismo lugar de calle Regente Jaz, que se completaba de VACUNACIÓN
A LA VIRUELA, papelito anaranjado y ribete caqui, firmado, en la c/General
Elorza, por Dr. Gasset, que, en la estival Salinas, conocíamos como San
José. Para ese segundo trámite, incisión de tintura verde en hombro. El
PASAPORTE COVID se traduce al inglés; entonces lo era en franchute hasta
grafiar lectura comprensible: suprimiendo la E, doblando S y terminando certificado en
T.
Con los años, no me
fueron automáticas ni traducción ni obtención burocrática. Así, para acceder a
BENGAZI, a Leopoldo Torres, que ahora siento enterarme está malito, y
a mí, el dictador Gadafi exigió que el pasaporte incorporase versión árabe y,
en otras dos ocasiones, fui interrogado por Claudio Ramos, siniestro torturador
jefe, empeñado, ¡y no le faltaba razón!, que tanto viaje había
perturbado lo que para él eran principios: ”Mi hija es
monja y no tiene nefasto extranjerismo”.
En paso hacia Brexit, me
tocó debatir con la Cámara de los Lores, un primer abandono en asuntos
de Justicia e Interior, y, dado que el Tribunal de Luxemburgo que negaban
era la única institución de resoluciones y deliberaciones en francés, ¡sin
intérpretes!, uno de los comisionados ennoblecidos preveía que el aislamiento
afectaría que su sacrosanto idioma fuera desplazándose de otros foros. Vana
preocupación pues UK siguió camino abisal hasta el día que retroceda del daño
inferido.
El inglés se
impone, aún sin el Reino Unido, incluso en pasaporte de vacunación, lo que,
español, europeísta y francófono que soy, lamento.